domingo, 24 de marzo de 2019

El conformismo social o la adaptación al grupo

Hay que ser muy cauto sobre nuestra independencia de criterio a la hora de desenvolvernos en la vida; ¿hasta qué punto somos capaces de defender nuestros puntos de vista, lo que consideramos correcto, frente al juicio de los otros y la presión de la mayoría? Hay que comprender que el asunto es complejo, que no es simplemente el enfrentamiento entre una masa acrítica, plegada a lo establecido, y un individuo autónomo; es más, el conformismo y la sumisión a la autoridad adoptan formas nuevas, en cierto contextos aparentemente innovadores y "alternativos", igualmente rechazables.

El conformismo social puede definirse como la tendencia de los miembros de un grupo a adaptarse a las reglas y a los objetivos del propio grupo. Se trata de una igualación de la conducta individual producida bajo la presión del grupo y con tensión entre las convicciones inmediatas y las informaciones que los miembros del grupo facilitan. Hay que insistir en el conflicto que va implícito en el conformismo. Los experimentos de Solomon Asch, llevados a cabo en 1951, demostraron significativamente el poder de la conformidad en los grupos; muchos de los sujetos que participaron en los experimentos acabaron plegándose al juicio incorrecto de la mayoría sin que existiera ningún tipo de sanción ni de recompensa en un caso u en otro. La explicación a esta adecuación a la opinión mayoritaria puede estar en la presión del juicio unánime, que hace pensar que el propio esté equivocado, o el deseo de seguir a la masa para evitar entrar en desacuerdo y resultar antipático.

domingo, 10 de marzo de 2019

Tiendas esotéricas, ¡están aquí!


Hoy en día, proliferan tiendas de condición inenarrable en las que, de forma aparentemente inexplicable, abunda toda suerte de productos relacionados con terapias pseudocientíficas, soluciones mágicas o espiritualidad de baratillo; para no andarnos con eufemismos, engaños para incautos.

Es más, es posible que la crisis económica de los últimos años haya favorecido el auge de este tipo de locales que venden consuelo no tan barato a las personas. Algunos de los que regentan estos negocios, lo dejan muy claro sin andarse por las ramas: "cuando peor le va a la gente, mejor nos va a nosotros". La frontera con la religión es difusa, podemos hablar de una necesidad de creer de tantas personas, aunque muy explicable gracias a mecanismos sociales y psicológicos. Es decir, los conformistas van a argumentar una y otra vez que la gente tiene esa necesidad de creencia, que qué le vamos a hacer, o más bien de consuelo, mientras que otros nos empecinamos en buscar sustentos más sólidos en la vida al mismo tiempo que soluciones a los problemas sociales e individuales, tantas veces conectados de forma estrecha.