sábado, 15 de febrero de 2020

Maestros espirituales, gurús, charlatanes y otras gentes de mal vivir

Como vamos a empezar a soltar un poco de bilis, sin perder por supuesto el sentido del humor, y cualquier cretino puede poner una demanda con la más peregrina excusa, vamos a evitar en este capítulo mencionar nombres propios; el lector avispado reconocerá rápidamente a algún conocido escritor de obras con cierto éxito de ventas.

Directamente relacionado con el tema de la New Age, proliferan en la actualidad una serie de fulanos que insisten en la fuerza de la espiritualidad y en el poder de la mente y, especialmente irritante, es que lo hagan a veces con el subterfugio de cierta “base científica”. El intento de fusionar conocimiento científico con algunos elementos de exóticas religiones no es nuevo, se produce al menos desde la década de los 70 del siglo XX; es creíble que si se tiene suficiente imaginación, y verdaderas ganas de manipular, seguro que se encuentran algunos puntos en común entre, por ejemplo, la física cuántica y algunas corrientes místicas orientales. La cuestión es que el subterfugio “cuántico” se encuentra ahora muy presente en algo que es ya bastante antiguo; la idea de que la materia es una mera ilusión de la sique. Si vinculamos, como ya apuntamos en el apartado anterior de la New Age, misticismo con medicina, vemos la insistencia en el poder curativo de la mente; la manipulación espiritual de las personas está asegurada y también el enriquecimiento material de estos maestros de pacotilla. Uno de éstos conocidos gurús ha llegado a afirmar que su fuerza mental, a través de la meditación, llegó incluso a provocar en parte alguna catástrofe natural como un terremoto; que este tipo siga teniendo prestigio, y no se le denoste sin más, es un síntoma de los tiempos que vivimos.