domingo, 22 de diciembre de 2019

Un día de furia incrédula

Esta mañana, al levantarme temprano, no me encontraba muy "católico", por lo que decido bajar a la farmacia a ver qué me venden. Antes de poder salir a la calle, una vecina me saluda cordialmente y se congratula de la proximidad de las fiestas que conmemoran el nacimiento del "hijo de Dios". Sin que me dé tiempo a poner una excusa, aparece el hombre hindú del Primero-A y comenta que ellos acaban de celebrar su propia festividad en honor de la deidad de turno, cuyo nombre no recuerdo, lo cual explica el ameno mantra que escuché el otro día. Como la cosa se anima, se unen otro vecino marroquí musulmán, una mujer rumana de credo ortodoxo y otro señor del vecindario, que no conozco, asegurando que él no tiene religión alguna, pero "en algo hay que creer". Como uno tiene en ese momento las defensas nihilistas algo bajas, solo soy capaz de emitir un sonido indescifrable y salir huyendo.