domingo, 30 de julio de 2023

El lugar de Dios en la historia del pensamiento

Si queremos combatir de verdad nuestros prejuicios, a la hora de abordar la cuestión desde una perspectiva atea y liberadora, hay que comprender en primer lugar que el concepto de Dios ha estado presente en, prácticamente, toda la historia de la filosofía. 

Con esta afirmación quiero decir que, nos guste o no, nuestra manera de pensar es heredera de la tradición judeo-cristiana. Seguramente, tenemos más de ella que de las antigua filosofía griega. Insisto, sea de nuestro agrado o no, es necesaria asumir esto precisamente en aras de la libertad de pensamiento. Por lo tanto, hay que preguntarse en primer lugar por qué aparece Dios con tanta frecuencia en el pensamiento, especialmente en la Modernidad a partir de Descartes. La respuesta a esta cuestión no puede reducirse a un nivel personal, ya que muchos filósofos, en cuyo pensamiento aparece Dios, no eran personas religiosas o, incluso, declaraban abiertamente su agnosticismo o ateísmo. Descartes, pensador claro y brillante, puede ser una buena elección para tratar de explicar esta cuestión, ya que es el iniciador de la la época moderna en la filosofía. El autor de El discurso del método, iniciador también de la filosofía de la subjetividad y pensador barroco, comienza con la duda, muy acorde con el escepticismo filosófico imperante en el contexto histórico que le tocó vivir. Al hablar de "duda" lo que se quiere plantear es que ante el más mínimo planteamiento que ponga en cuestion la verdad, que no parezca absolutamente verdadero, se considerará entonces falso y se eliminará.

domingo, 2 de julio de 2023

Las ideas antiautoritarias en la posmodernidad, desterrar el absolutismo

Se ha dicho que Nietzsche fue el primero en golpear mortalmente cualquier principio trascendente; aunque se insiste en que se inspiró en gran medida en Stirner, dejaremos la controversia para otro momento. Otros autores, precursores de lo que ahora se conoce como posmodernidad, como Heidegger y Foucault, continuaron la labor del autor de Más allá del bien y del mal. El principio trascendente, concretado en el terreno religioso en la figura religiosa de un dios todopoderoso, es algo rechazable para el anarquismo, también para otras corrientes de izquierda surgidas de la Ilustración. Gracias a los pensadores de la Ilustración, con el optimismo que suponía la confianza en la llamada razón científica, se dejó a un lado aparentemente la superstición y el oscurantismo religioso socavando los cimientos sobre los que se había edificado la antigua concepción del poder. Se substituyó la verdad sustentada en la divinidad por una nueva verdad que lo hacía en la razón. Gracias a ello, existía una fe en el progreso y en el advenimiento de una nueva era en la que se construiría el paraíso terrenal. La gran crítica que se realiza a la modernidad es que no acabaría con Dios, sino que iniciará simplemente un proceso de secularización, traspasaría a priori el principio trascendente al ámbito de lo humano y elaboraría un nuevo discurso de la verdad, que supone una nueva sumisión ante lo irrefutable de la objetividad. Todo régimen de dominación se basa en la supuesta existencia de un metanivel más allá de la mera existencia humana, con unos mediadores designados capaces de representar ese metanivel y expresarlo con sus palabras. La gran mayoría de los seres humanos se consideran que no están capacitados para ser juez y parte en los conflictos, ya que no disponen de la información precisa otorgada únicamente a una determinada clase. Naturalmente, los mediadores pueden ser sacerdotes, políticos o científicos; no importa si se asegura una instancia superior, como la divinidad, la voluntad general o el conocimiento objetivo, independiente de la débil e ignorante subjetividad humana. Lo que se ha dado en llamar "retórica de la verdad" se basa en criterios hegemónicos, absolutos y objetivos, buscando constantemente la legitimación ideológica y transformándose en el caso de aumentar el campo de la disidencia.