viernes, 26 de abril de 2019

El librepensamiento y la propaganda oficial

En una conferencia de 1922 así titulada, Bertrand Russell alertaba sobre los peligros en torno a la libertad de pensamiento, por mucho terreno que pareciera que se hubiera logrado. Casi un siglo después, con una concepción del progreso, que hay que cuestionar tanto o más que en aquel momento, merece la pena que atendamos a lo que dice el genial filósofo.


En un sentido estricto, lo que entendemos por "librepensamiento" significa desprenderse de los dogmas de la religión tradicional; Russell considera que las religiones no han sido, a grandes rasgos, una fuerza positiva y confía en que acabarían desvaneciéndose al pertenecer a una fase infantil de la razón humana. Pero, el término "librepensamiento" tiene una acepción más amplia, y es precisamente debido a las religiones que no se habría desarrollado en ese sentido. Russell se refiere a "libre" cuando no hay una coacción externa, la cual puede ser evidente o más sutil y esquiva. La dominación del pensamiento más obvia es cuando "corre el riesgo de sufrir una sanción legal por atenerse o dejar de atenerse a según qué opiniones"; Russell aboga por la ausencia de penas legales para que la libertad de expresión sea completa, algo que no se ha terminado de realizar en ningún país. No obstante, existen otros dos grandes impedimentos opuestos al librepensamiento: las servidumbres económicas y la distorsión de lo evidente. Es también evidente que no puede existir un pensamiento libre si se presentan todos los argumentos, dentro de una controversia, del modo más atractivo posible, mientras que los de la otra parte permanecen ocultos de tal manera que solo una cuidadosa investigación podría descubrirlos:
Podríamos decir que el pensamiento es libre cuando asistimos a una libre competencia entre las distintas creencias, es decir, cuando se permite que todas las fes expongan sus planteamientos y cuando dichas creencias no se hallan asociadas a ventajas o desventajas de carácter legal o pecuniario. Se trata de un ideal que, por varias razones, jamás se alcanza plenamente. Sin embargo, es posible aproximarse a él mucho más de lo que hoy se hace.

domingo, 14 de abril de 2019

Dogmatismo versus escepticismo y pensamiento crítico

Volvemos a incidir en una de las obsesiones de este blog, la tendencia del ser humano a pensar de forma absoluta, a generar todo tipo de dogmas en beneficio de todo tipo de autoritarismo; frente a ello, el esceptismo y el pensamiento crítico, así como la posterior indagación en busca de un mejor horizonte.

Pocas dudas presenta, coloquialmente, el término "dogmatismo". Su connotación peyorativa, sin embargo, tiene un origen más religioso que filosófico. El dogma en religión, como es sabido, tiene que ver con verdades reveladas por una divinidad y propuestas por la Iglesia de turno. La religión, particularmente la cristiana, al estar insertada en la historia de la civilización occidental, copió todo lo que pudo de los sistema filosóficos anteriores llevando a su terreno la cuestión dogmática. Para ser justos, el sentido en que se usa en filosofía el término "dogmatismo" es diferente de su uso religioso. En el origen de la filosofía, el vocablo "dogma" venía a significar "opinión". Y una opinión en filosofía tenía que ser algo referido a los principios, por lo que el significado de "dogmático" era "relativo a una doctrina" o "fundado en principios". Sin embargo, los filósofos que insistían demasiado en los principios terminaban por no prestar demasiado atención a los hechos y a los argumentos (sobre todo, si éstos ponían en duda tales principios); dichos filósofos no se dedicaban a la observación o al examen, sino a la afirmación, por lo que se llamaron "filósofos dogmáticos" a diferencia de los llamados "filósofos examinadores" o "escépticos". No obstante, el sentido que se ha dado en la historia a los términos "dogma", "dogmático" y "dogmatismo" es, tal vez, más complejo.