sábado, 25 de agosto de 2018

Por qué creemos en cosas raras

Ese es el título de un libro de Michael Shermer, subtitulado Pseudociencia, superstición y otras confusiones de nuestro tiempo.
Correspondiente a esa obra, repasamos a continuación algunos de los factores que inducen a las personas a creer cosas más que raras, los cuales son incluidos en la categoría de "lenguaje pseudocientífico":

Las anécdotas no constituyen una ciencia
Las anécdotas —las historias que se cuentan para apoyar una afirmación— no constituyen una ciencia. Sin testimonios de otras fuentes que las corroboren, sin pruebas físicas de algún tipo, diez anécdotas no valen más que una sola y cien no valen más que diez. Quienes cuentan una anécdota son narradores humanos falsables.

El lenguaje científico por sí solo no constituye una ciencia
Vestir un sistema de creencias con los atavíos de una ciencia recurriendo al lenguaje y a la jerga científicas, como en «ciencia de la creación» no significa nada sin testimonios, pruebas experimentales y corroboración. Como en nuestra sociedad la ciencia está investida de un gran poder místico, quienes desean respetabilidad, pero carecen de pruebas, intentan llenar lagunas buscando una apariencia y un lenguaje «científicos».

domingo, 19 de agosto de 2018

El problema de la religión

Las divinidades son una creación de los hombres, de su necesidad de entendimiento cuando el Logos, la Razón, las palabras, no alcanzaban. Hay quien, aceptando esto, se declara agnóstico; el que subscribe, que se declara ateo sin ambages, está por supuesto muy de acuerdo con algo que, sencillamente, nos dicta la lógica, la razón y toda evidencia.

Hace años, era yo bastante más joven, declaraba firmemente mi agnosticismo, a lo que cierta persona me espetó irónicamente que un agnóstico era un creyente recuperable. Me indigné ante semejante afirmación y creo que llegué a argumentar que tal vez los ateos tenían, en su negación, una actitud semejante a los que sostenían la existencia de una deidad. Vamos, que su actitud categórica era complementaria. Hoy pienso tan diferente -no sé si llamarlo consistencia ideológica, o qué coño llamarlo-, que me declaro ateo sin reservas, palabra que me parece mucho más diáfana y que, claro que significa que niegas la existencia de la divinidad (como se niega todo aquello de lo que no evidencia alguna), pero sobre todo que te alejas del dogmatismo y que deseas seguir haciéndote preguntas.

martes, 14 de agosto de 2018

Escepticismo y autocrítica

Como ya hemos dicho en otras ocasiones el mundo escéptico y crítico peca no pocas veces de cierta soberbia y, lo que es peor, realiza una lectura de la realidad más que simplista cuando trata de explicarse por qué la personas siguen acudiendo a tantas creencias y terapias seudocientíficas. Así, la explicación que suele darse es la ignorancia sobre cuestiones científicas, así como sobre la metodología para concluir si un conocimiento es o no verdadero.

Esto es así, solo en parte. Es cierto que existe ignorancia y pocas ganas de combatirla cuando, por determinados mecanismos, el ser humano se acoge a una creencia tantas veces adornada con terminología seudocientífica. No obstante, insistimos, es una lectura sesgada de la realidad; resulta mucho más interesante dar un paso más e indagar, precisamente para tratar de combatirlo de verdad y buscar mejores soluciones a los problemas humanos, en por qué las personas acaban confiando en este tipo de prácticas, si no creyendo de forma dogmática.

jueves, 2 de agosto de 2018

¿Ateísmo posmoderno?

La posmodernidad se suele entender como el fracaso de la Modernidad, es decir, el fin de todo proyecto y normativa global y totalizante. Es por ello que en el terreno de la religión, se trata de un rechazo máximo a la idea de Dios, por lo que tantas veces se menciona a Nietzche como el precursor de la posmodernidad.

El ateísmo, al que hay que observar como una parte de las ideas antiautoritarias, inauguró una corriente moderna radical con Feuerbach en la que se trató de invertir los postulados teístas, al considerar que Dios había arrebatado los valores y la libertad al ser humanos, para tratar de divinizar a la humanidad. El lugar central de Dios vendría a ser ocupado ahora por el hombre y el ateísmo liberaría al hombre de la concepción alienante de la religión y la creencia sobrenatural. Como he dicho, se trata de una radicalización de los ideales modernos: la emancipación humana se apoyaría en la razón, de base sobre todo científica, y en una organización justa, solidaria e igualitaria. Desde la perspectiva actual, y con el desarrollo paralelo a la Modernidad de la dominación económica capitalista (proyecto autoritario y totalizante, por mucho que se presente con un barniz de liberalismo), hay que ser crítico con esa concepción absolutista de la razón, apoyada en una ciencia que ha estado al servicio de grandes horrores en las disputas humanas. A mi modo de ver la cosas, y aunque se pretende desde el