sábado, 20 de septiembre de 2014

¿Un poder superior?

Algunas terapias dirigidas a personas con problemas de adicción a las drogas, como es el caso de Alcohólicos Anónimos, usan el concepto de "poder superior" en sus tratamientos; así, de forma evidente, es la "espiritualidad", y no la ciencia o una psicología bien fundada, la protagonista del proceso terapéutico. De momento, vamos a dejar de lado lo muy cuestionable que resulta que, en una terapia sicológica (el consumo de drogas es explicable, como todo, por causas sociales e individuales) se utilicen las creencias religiosas (o como la quieran llamar, ya que es simplemente un trasunto de Dios; es muy posible que se aluda más a la espiritualidad en estas comunidades, ya que la religión se identifica con una institución muy determinada).

Abordemos, de forma más concreta, esa idea del "poder superior", que no es sino la creencia en algo por encima del ser humano, algo trascendente, "poder" del que debe depender, por lo que es algo que ya está sujeto nuestras críticas. En Alcohólicos Anónimos, es lo primero que se nos dirá, "se respeta la libertad de creencias", por lo que no puede hablarse de que sea una secta ni una religión; sin embargo, ¿puede tener cabida en este terapia alguien de fuertes convicciones escépticas y racionales?
Obviamente, estamos hablando de gente desesperada ante sus adicciones, necesitada de una fuerte ayuda, por lo que nuestra opinión resultará excesivamente analítica y calladamente fría para una persona que sufre. Bien, es muy comprensible y podemos comprender que, en una primera instancia, una persona pueda necesitar medidas incluso extremas (es decir, no tiene para nada el control de su vida y necesita que alguien le guíe incluso de forma algo coercitiva); sin embargo, no es acaso el fin de toda terapia que las personas dejen de sufrir, que recuperen el control de sus vidas, que sean razonablemente autónomas e independientes. Si llegara un momento que fuera así, entendemos que el paciente recuperado podrá comprender perfectamente nuestro argumentario. Dejamos ahí ese razonamiento y señalaremos que no nos parece nada suludable, ni ético, cambiar una adicción (de acuerdo, autodestructiva en algunos casos) por una dependencia de por vida, tal ve primero de una comunidad con rasgos fraternales, pero también a largo plazo de una abstracción espiritual de lo más cuestionable.

Terapias como las de AA, como es sabido, se basan en los llamados 12 pasos, que repasamos a continuación:
1. Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.
4. Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.
7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
8. Hicimos una lista de todas las personas a quienes hemos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente conocer su voluntad para con nosotros, y nos diese la fortaleza para cumplirla.
12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.
Vemos, de forma muy concreta, que el muy abstracto "poder superior" se convierte por obra y gracia, de no sabemos muy bien qué, en la palabra Dios (por supuesto, un Dios con rasgos muy personales). No es nada nuevo en la historia del monoteísmo. El ser humano es impotente, inicuo, plagado de defectos, por lo que debe subordinarse humildemente a un ser supremo todopoderoso; no falta, por supuesto, la creación de una conciencia culpable tan propia de las religiones, el reconocimiento de que nuestra voluntad está supeditada a ese "poder superior", la mención a algo tan confuso como un "despertar espiritual" y, por supuesto, la búsqueda de proselitismo y captación de nuevos feligreses. De hecho, y al parecer en primera instancia, dentro de ese proceso lógico de subordinación a un "poder superior", se considera que la persona es adicta de forma inherente; es decir, sus problemas no quieren explicarse por causas muy terrenales, sino que forman parte de ese todo superior: la sombra del pecado original es muy alargada.

Nuestra opinión es que tipo de terapias, al igual que la propia religión, es consecuencia de las personas que sufren sin que en ningún caso pueda considerarse el fundamento de nada ni pueda aportar una solución definitiva (más allá del consuelo y de una nueva dependencia). No vamos a entrar en el grado de honestidad de las personas que emprenden estas organizaciones, ni siquiera en sus rasgos sectarios (algo, siempre, relativo) ya que sería reduccionista; al igual que en cualquier otra tipo de creencias, entendemos que una mayoría pueden ser sinceros en lo que practican, lo que no elimina el grado de ineficacia o, incluso, de intención nociva inconsciente del proceso. De momento, ahí dejamos una crítica radical, ya queremos seguir haciéndonos preguntas (entendemos que la creencia supone dejar de hacerlo, máxime en un "poder superior"), deseamos el máximo de desarrollo intelectual y moral en las personas, por lo que entendemos que la adicción al alcohol o las drogas, o cualquier otro problema de tipo sicológico, tiene soluciones muy concretas y de base más sólida, abierta y racional; la respuesta no puede ser la dependencia del ser humano de una instancia sobrenatural y trascendente, o nos estamos cargando con ello, en unos tiempos confusos que vivimos en las sociedades "desarrolladas", todo el proceso de la modernidad (basada, recordémoslo, en apartar la divinidad y en la búsqueda de la emancipación individual y social del ser humano).

No hay comentarios:

Publicar un comentario