Entre los factores de enajenación más obvios, dentro de los medios de
comunicación de masas, está la televisión. La cosa es tan elemental que
uno se pregunta cómo podemos dejar que un medio, que además alcanza
cotas tan bajas de nivel cultural, puede ser tan importante en nuestras
vidas.
Recordaremos, brevemente y de modo elemental, lo que entendemos
por enajenación o alienación: se trata de una pérdida de la personalidad
debido a la dependencia del ser humano de fuerzas externas, de tal
manera que se muestra incapaz de realizar lo que se espera mínimamente
de su capacidad. Para comprender más ampliamente el término,
recordaremos que la etiqueta de "normal" o "sano" para un individuo
posee al menos dos enfoques: adaptación a unas necesidades sociales o la
posibilidad de alcanzar un proyecto vital satisfactorio. En el caso de
una estructura social adecuada, que podemos denominar racional, los dos
enfoques pueden coincidir y la etiqueta de "individuo sano" puede estar
más cercana a la realidad. En el caso de nuestra sociedad, con tantos
problemas sociales y sicológicos que sería más ajustado calificarla de
"irracional", la persona adaptada a su papel social (trabajar en algo
funcional, fundar una familia...) es la que se suele calificar de "sano"
o "normal"; otros proyectos vitales esforzados en otras vías, y en este
caso a la fuerza puede suponer tratar de escapar a las fuerzas de
enajenación y poseer rasgos propios, se suelen calificar como "rarezas" o
señalar lo imposible o inapropiado de sus aportaciones (en este
sentido, recordaremos el desprestigio de las ideologías, que es lo mismo
que decir de las ideas, de la ética y de la racionalidad).