martes, 14 de mayo de 2024

La increíble transformación del Logos en Cristo

He escuchado a más de una persona, expertas en filosofía, decir que el ser humano en la actualidad, en las sociedades occidentales, tiene más de la cultura cristiana, que de la griega (o greco-romana). Como uno es un crítico devastador del cristianismo, y de forma más general del monoteísmo que pareció acabar con la pluralidad y traer el dogma al humanidad, resulta importante lanzarnos a indagar por qué pensamos como pensamos. Por supuesto, hay que hacerlo de manera cauta, ya que pienso que a menudo caemos en no pocas simplificaciones y nos gusta jugar con excesiva soberbia a la ucronía (es decir, a una reconstrucción de la historia, algo que no es tan fácil valorar como mejor o peor). Para empezar, hay que comprender lo que era el Logos en la Antigua Grecia, y cómo diablos acabó transformándose en la noción cristiana del Hijo de Dios. Hay que decir que la actividad propagandística era habitual en las diversas escuelas filosóficas de la Antigua Grecia, en el periodo del Helenismo que llega hasta el siglo I antes de nuestra era. Esto era así porque la aceptación del conocimiento filosófico suponía, las más de las veces, un cambio de vida en busca de la felicidad. Posteriormente, la kerigma cristiana (esto es, la formulación de fe respecto a la crucifixión, resurrección y proclamación de Señor y Mesías Jesús), aunque por motivos muy diferentes, hablaba de la ignorancia de los hombres, prometía darles un conocimiento mejor y, como todas las filosofías, hacía referencia a un maestro que poseía y revelaba la verdad. Los primeros discursos y documentos cristianos, creo que no resulta aventurado decirlo, se presentaban como una continuación y superación de la paideia griega.

miércoles, 1 de mayo de 2024

Diccionario de ateos, de Sylvain Maréchal

Sylvain Maréchal (1750-1803) fue un periodista, ensayista, filósofo, poeta y activista en una época tumultuosa marcada por la Revolución francesa; se le ha considerado un precursor del socialismo y del anarquismo, como hombre ilustrado fue crítico con el absolutismo y partidario de un socialismo agrario donde existiese la comunidad de bienes.
 
Lector ávido, de obras de Rousseau, Voltaire, Helvétius o Diderot, frecuentó a autores deístas y ateos. Su participación en la llamada Conspiración de los Iguales, promovida por Babeuf, que pretendía una igualdad real en la sociedad y no el mero formalismo que suponía la Declaración de los derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, le acabará convirtiendo en una inspiración para el posterior socialismo utópico; Maréchal expresó los deseos de una auténtica revolución social en el Manifeste des Égaux (Manifiesto de los Iguales), que se ha visto como toda una declaración libertaria, escrito en 1796.

domingo, 21 de abril de 2024

Ateísmo y nihilismo, ¿son comparables?

A estas alturas de la historia, todavía parece haber personas que identifican ateísmo con ausencia de moral. El ateísmo, a priori, no implica gran cosa sobre la moral, tampoco rechazarla. Se dice que hay ateos que son nihilistas en sentido peyorativo, en su sentido más pobre, es decir, un nihilismo meramente negativo, conservador o más bien reaccionario, ya que se remonta a Hobbes y su concepción de un estado natural en el que no existen nociones de lo bueno y lo malo, y en el que los seres humanos vendríamos a ser bestias egoístas en guerra unos con otros.

 

Por supuesto, nos atrevemos a decir que es un minoría de ateos la que piensa de este modo y es más bien una mayoría de "creyentes", del tipo que fuere, la que acepta un mundo político y económico basado en esos presupuestos hobbesianos. Empleamos entonces el término creyentes, simplemente como sinónimo de "conservadores", es decir, los que aceptan el mundo tal y como lo colocan ante sus ojos, por muy injusto e irracional que se muestre. Es una terminología tal vez muy suave cuando hablamos de reducir al ser humano al nivel de la bestia, incapaz de transformar el medio, condicionado entonces por fuerzas externas y preocupado solo por su propia supervivencia. Precisamente, lo que nos diferencia de las bestias es la capacidad de elección, de proporcionar contenido a la moral, y no empleamos este término de manera restrictiva, sino todo lo contrario. Los ateos, una mayoría al menos de los que conocemos, consideramos que la moral no deriva de ninguna fuerza externa al ser humano y a las sociedades que ha creado, sino que surge de su propia potencialidad, de la capacidad que poseemos para transformar nuestro mundo con la única limitación de las leyes naturales (en las que, obviamente, no existe ninguna condición humana determinante previa).

jueves, 11 de abril de 2024

Reflexiones sobre el librepensamiento

Si el librepensamiento, en sus orígenes, consistía en el cuestionamiento de una serie de creencias preestablecidas, así como de todo tipo de autoridad espiritual, hoy esta definición podría ser similar, pero hay que extenderla de modo amplio. Es decir, no se puede simplemente alabar al librepensador de hace siglos, pretender ser como él en la actualidad, y no tardar en inaugurar nuevos dogmas y doctrinas establecidas. Para ser librepensador, o para tratar de serlo (mucho mejor dicho, ya que es tal vez una aspiración y tendencia más que una realidad firme) hay que cuestionar toda afirmación instituida, buscar la verificación, indagar mediante una actitud racional, dejar atrás la tradición y la autoridad, abandonar la abstracción para enfrentarnos a una realidad concreta. Por supuesto, la herramienta imprescindible a priori es la duda; no se trata de un escepticismo también dogmático impuesto sobre todo lo que se nos ponga delante, sino una duda que abra la puerta a la crítica de toda afirmación y posibilite un cambio amplio para el conocimiento.

lunes, 18 de marzo de 2024

La aporofobia, el uso del lenguaje y su conexión con la realidad

Un término recientemente acuñado, que acaba de aceptar la Real Academia Española (institución "real", no necesariamente porque tenga que ver con la realidad, sino porque alude a un anacrónico Reino de España), es el de aporofobia: "Fobia a las personas pobres o desfavorecidas". Tiene bemoles el asunto. Es decir, y más adelante pasaré a profundizar un poco más en el asunto, hablamos del clasismo de toda la vida con un barniz más o menos terapéutico gracias al lenguaje.

Ojo, no es que diga que, necesariamente, me parece mal que se acepte la significación de la palabra de marras, y estoy seguro que las intenciones de Adela Cortina, la persona que la empezó a utilizar hacer unas décadas, fueron y son muy loables. En primer lugar, y lo sabrán las personas que echan un vistazo al contenido de este blog, me produce rechazo esa tendencia moderna, o tal vez posmoderna, a poner categorías a toda actitud y comportamiento, como si fuera necesaria simplemente la intervención de alguna terapia individual. Como es sabido, el vocablo 'fobia' alude al temor a algo con una inequívoca etimología psiquiátrica. Es decir, si el clasista, o racista o sexista, de toda la vida se acoge a una llamativa palabra que aluda a cierta 'enfermedad' el tratamiento que le da la sociedad, meramente individual y supuestamente "normalizador", puede ser muy diferente a si profundizamos en causas sociales y culturales para su motivación. Lo estamos viendo con personajes poderosos, que han utilizado su condición para abusar del prójimo, y no han tardado mucho en protegerse declarándose 'sexualmente' enfermos y adoptando alguna abstrusa terapia para buscar remedio. Se obvian así los factores sociales, políticos o económicos, culturales en general, que favorecen las diferencias de clase y los abusos de todo tipo. Insisto, a pesar de ello, no es que me parezca mal a priori el neologismo 'aporofobia'; al menos, para denunciar, no ese miedo o repugnancia hacia la pobreza (que deberíamos tener todos), sino hacia el pobre.

domingo, 25 de febrero de 2024

Sobre el hedonismo (las distintas concepciones del placer)

La palabra Hedonismo, como puede suponerse, proviene del griego: hedoné suele traducirse por "placer". Filósofos como Anaxágoras consideraban que significaba ciertas sensaciones producto de los sentidos. En la época de los sofistas (siglo V a.C.), era frecuente considerar que el placer era causado por la armonía o buena disposición de los distintos elementos del cuerpo.

Por otra parte, con hedonismo se ha aludido a un bien, ya que es considerado que el placer es el mayor bien. Ese bien puede considerarse un bienestar en sentido literal, en el sentido de la armonía o buena disposición que antes se ha mencionado. De todas formas, hay que aceptar en la historia de la humanidad que, al haber tantas maneras de entender el placer, lo mismo ocurre con el hedonismo; esa discusión sobre el término se ha producido no pocas veces en el terreno de la moral, por lo que se ha considerado también que el hedonismo es una tendencia dentro de la filosofía moral.

viernes, 16 de febrero de 2024

Posverdad y manipulación

Mires, escuches o leas, donde quieras, encuentras por doquier cierto términos puestos de moda, empleados gratuitamente y, habitualmente, utilizados como armas arrojadiza contra el rival político.

Es el caso de la palabra 'populismo', cuyo origen parece estar en el éxito de ciertas fuerzas políticas electoralistas de nuevo cuño. Los que acusan al rival de 'populista' o, por ejemplo, de 'demagogo', de manera hipócrita obvian que la democracia representativa se basa, sencillamente, en esos subterfugios. La 'demagogia', es decir, la seducción de las masas (con evidentes mentiras en muchos casos) y el 'populismo', es decir, el arrogarse la voluntad y los deseos del 'pueblo' (otra abstracción sin contenido), lo emplean unos y otros a ambos lados del espectro político. Ahora, nos llega, de manera irritante, el vocablo 'posverdad'. ¿Somos capaces de otorgar contenido al lenguaje? Consecuentemente, ¿podemos analizar la realidad de manera razonablemente objetiva para no ser manipulados? Veamos, sin ser demasiado pesimistas y aportando alternativas.