domingo, 23 de noviembre de 2025

El mito del libre albedrío

En este blog, ya hemos abordado el concepto del libre albedrío, basado en una supuesta voluntad libre del individuo, que ya señalamos como una fantasía y un concepto reduccionista proveniente de la tradición religiosa; la libertad humana es algo complejo y apasionante, pero la vida social está sujeta a tantos condicionantes, máxime en una sociedad jerarquizada y muy mediática, con tantos intereses, que quien no ponga en cuestión sus actos y creencias resulta alguien más bien pobre y determinado. 

Esta situación se produce más en concreto en la posmoderna sociedad de consumo, donde la tecnología, internet y redes sociales juegan un cuestionable papel, deberíamos esforzarnos en un mayor tiempo para la reflexión y el contraste de las ideas. Muy probablemente, la ideología que aparentemente se ha impuesto en el desarrollo de la humanidad, con todos los altibajos que se quiera, el liberalismo, tomó una confianza exacerbada en el libre albedrío. Por lo común, las personas creen actuar libremente, sin apenas espacio para el análisis, la crítica y la autocrítica; desgraciadamente, forma parte de nuestro acervo cultural. Sin embargo, de forma obvia a poco que reflexionemos, el libre albedrío no es una realidad científica, más bien lo contrario, un concepto heredado de la visión religiosa (quizá, más en concreto, la monoteísta). Así, se considera tradicionalmente que el ser humano es libre para actuar, algo que justifica la recompensa o el castigo de Dios; yendo un poco más allá, se considera el libre albedrío resulta un reflejo de nuestra alma eterna, por lo que no hay cabida para las limitaciones biológicas y sociales. Un mito que debería tener poca relación con lo que nos dice el conocimiento, disciplinas como la antropología o la biología, incluso la filosofìa en general si se quiere ser extremadamente crítico con la ciencia.

sábado, 1 de noviembre de 2025

¿DEÍSMOS o TEÍSMOS?, ¡qué diablos significa eso!

Detengámonos en la diferencia entre deísmo y teísmo, algo tal vez desconocido para la mayoría de los mortales. La definición técnica nos dice que, al menos a priori, los deístas, creen por supuesto en la existencia e incluso naturaleza de Dios, pero rechazan los rasgos tradicionales de la religión monoteísta: tradición, rito, revelación… Es decir, la creencia en la divinidad vendría a estar originada más en la creencia personal, incluso al parecer derivada de 'la razón', que en otra cosa. Además, los deístas, y esto parece una cuestión importante, no creen que Dios intervenga en los asuntos humanos; sí piensan que creó el mundo, pero luego se olvidó de nosotros. El deísmo tuvo su auge durante la Ilustración, algo que se explica como una evolución natural de la creencia  religiosa tradicional (es decir, el teísmo), ya que se dejaba a un lado lo más delirante de la misma: esa alteración de las leyes física que llaman milagros, la infabilidad de la Biblia o la Santísima Trinidad. El deísmo, casi, casi, es una suerte de panteísmo, de tal manera que se identifica la divinidad con las leyes naturales. No es casualidad que muchos consideraran el deísmo y el panteísmo como una simple antesala del ateísmo, incluso identificándolo abiertamente con el librepensamiento, lo que ocurre es que muy probablemente no todos podían llamarla en su momento de ese modo o se hubiera organizado una buena. Puede verse el deísmo, a nivel histórico, también como un apartamiento del poder de la Iglesia, ya que se rechaza la religión organizada, pero sin que existiera la valentía y honestidad, por parte de nuevos dirigentes, de poner en cuestión de forma radical la creencia religiosa. No es casualidad que el poder político, el Estado, sustituyera al poder religioso hasta el punto que uno, terrenal, tiene su origen en el otro, sobrenatural, recogiendo sus rasgos y provocando, igualmente, la subordinación de los mortales. 

domingo, 28 de septiembre de 2025

La filosofía Charvaka, desafío materialista y hedonista a la religión en la India

La filosofía Lokayata o Carvaka (en otros sitios, como en el Diccionario de filosofía, de Ferrater Mora, se la denomina Charvaka) equivale a lo que hoy entendemos como materialismo. Para los que pretendan tener una lectura exclusivamente occidental del pensamiento filosófico (y del librepensamiento), hay que recordar que en el siglo VI a.c. surge en la India esta corriente que desafía la dominante interpretación religiosa de la vida y que tendrá seguidores durante un milenio.

Los estudiosos consideran los siguientes postulados en la filosofía Charvaka: 1.- la literatura sagrada debe rechazarse como falsa; 2.- no existe ninguna deidad o algo sobrenatural; 3.- No existe ningún alma inmortal, y nada existe tras la muerte el cuerpo; 4.- el Karma es inoperante y una ilusión; 5.- todo se deriva de elementos materiales; 6.- los elementos materiales poseen una fuerza inmanente; 7.- la inteligencia se deriva de estos elementos; 8.- sólo la percepción directa produce conocimiento verdadero; 9.- los preceptos religiosos y la clase sacerdotal son inútiles; 10.- el objetivo de la vida es obtener la máxima cantidad de placer.

sábado, 13 de septiembre de 2025

Racionalización versus racionalidad

Una de las cosas que me vuelven loco es la capacidad que tiene el ser humano para "racionalizar". De hecho, es un término que empleo no pocas veces en mi vida cotidiana. Seguramente, mi torpeza no tiene límites a la hora de expresarme, por lo que no siempre acabo convencido de que mi interlocutor haya comprendido lo que quiero decir con el término de marras.
 
Tantas veces, se sigue empleando "racionalizar" simplemente como sinónimo de "razonar"; precisamente, es justo lo contrario, al menos desde un punto de vista psicológico. La capacidad de razonar alude, como es sabido, a sacar las mejores conclusiones posibles, relacionando ideas o conceptos; por otra parte, también puede entenderse como justificar la respuesta a una cuestión usando los mejores razones y argumentos. Veamos ahora lo que queremos decir con "racionalizar", donde esa "justificación" se realiza de manera muy condicionada por nuestros propios intereses.

viernes, 22 de agosto de 2025

¿Es la doctrina cristiana un ejemplo ético a seguir?

Es habitual que los cristianos consideren la figura de Jesús como un ejemplo sobrehumano (nunca mejor dicho) de doctrina y comportamiento éticos. Por extensión, resultaría evidente, el seguidor de la religión cristiana, incluso aquellos de menor talante dogmático, tendría como modelo el mayor ejemplo moral y ético de la historia de la humanidad. ¿Es esto realmente así? Si demostráramos lo contrario, tal vez empezaría a tambalearse todo el edificio sobre el que se sostiene el cristianismo. Sí, algo ambicioso y poco modesto por nuestra parte, pero quién dijo miedo. Por supuesto, no entraremos, dentro de las siguientes reflexiones, en la historicidad de Jesús. Daremos por hecho que es posible que hubiese una figura con cierta similitud a lo que nos han contado habitualmente. No obstante, a pesar de esta notable suspensión de la incredulidad, hay que decir que resulta francamente difícil, a poco que uno indague, hacerse una idea sobre cuáles fueron exactamente los principios morales de aquel hombre. Es más, los primeros autores cristianos, como Pablo, no aluden a las enseñanzas éticas de Jesús tal y como se exponen en los evangelios. Hay buenas razones para suponer que lo que hoy conocemos como ética cristiana, son adiciones posteriores a la doctrina original. A pesar de ello, como la mayoría de los cristianos parece ignorar este problema, nosotros hoy también lo haremos para nuestra valoración.

domingo, 3 de agosto de 2025

Las afirmaciones negativas y la "carga de la prueba"

La llamada "carga de la prueba", expresada por medio de la sentencia latina affirmanti incumbit probatio, viene a significar que dentro de una discusión lógica corresponde siempre a quien afirma demostrar la existencia de lo afirmado. Es por eso que los ateos no deberíamos entrar en esa discusión irresoluble sobre la existencia, o no, de Dios (más adelante, veremos que simplemente no es una hipótesis científica ni puede deducirse de la razón).

Existen muchos argumentos para oponerse a la creencia sobrenatural, pero desde un punto de vista ontológico hay que decir que la evidencia nos demuestra que algo como Dios (o sobre cualquier ser que trascienda el mundo natural) es sencillamente una fantasía del ser humano (una fantasía que podemos demostrar posee muchas caras). Richard Dawkins recordó en la introducción de El espejismo de Dios una frase de Douglas Adams, escritor y guionista de los Monty Python, en su libro Guía del autoestopista galáctico: "¿Es que no hay suficiente con ver que un jardín es hermoso, sin tener también que creer que está habitado por hadas?". Cuando alguien afirma la existencia de algo excepcional, algo que resulta bastante sencillo y habitual, no puede ponerse al mismo nivel que los que negamos la afirmación debido a las evidencias en contra. Si queremos progresar en el conocimiento, es necesario probar las afirmaciones positivas que realizamos, o de lo contrario nos rendimos a esa poderosa herramienta creativa que es la imaginación. En conclusión, la carga de la prueba reposa sobre aquellos que realizan una afirmación fuera de lo común y, consecuentemente, deberán respaldarlas con argumentos convincentes.

jueves, 24 de julio de 2025

Curso acelerado de ateísmo

Con permiso de Antonio López Campillo y Juan Ignacio Ferreras, autores del libro con el mismo título, sintetizamos algunas ideas presentas en él con las que no podemos estar más de acuerdo.

Primera lección. La pregunta sobre si existe Dios, en el correr de la historia, supone la aparición del pensamiento crítico, la potenciación de la filosofía y de todas las ciencias. La respuesta del ateo no será un no tajante, ya que creer en no-creer invita a la reflexión, será un "no lo sé, pero creo que no". La reflexión consiste en considerar la imposibilidad de demostrar la inexistencia de algo; por el contrario, si algo puede ser demostrado que existe, la no existencia caería por su base. El gran problema para los creyentes es ese, la imposibilidad de demostrar la inexistencia, por lo que se han dedicado durante siglos a tratar de demostrar la existencia de dios. La propia existencia de tantas "pruebas" sobre la existencia de una divinidad supone, en verdad, que ninguna de las mismas ha sido definitiva. Esa falta de pruebas razonables dio lugar a que la cuestión perteneciera, para los deístas, al terreno de la fe y de la revelación. La revelación consiste,