El pensamiento de la Antigua Grecia, del cual tal vez nos queda poco
gracias al cristianismo, resulta apasionante y muy necesario. Recuerdo
cierta conversación, en la que alguien argumentó, ante el hecho de que
la Antigua Grecia fuera una sociedad esclavista, que tampoco desapareció
esa lacra posteriormente y, de manera lógica, la sociedad griega
hubiera tenido también que evolucionar en lo que atañe a la lucha de
clases si no hubiese llegado el cristianismo. En cualquier caso, supone
toda esa especulación jugar a la ucronía, aunque no está mal insistir en
ello ante el dogmatismo religioso que pretende reducir toda concepción
de la historia. La relación del anarquismo con el mundo
griego es estrecha, y se acaba mencionando a uno u otro autor, o
escuela, como precursores de las ideas libertarias. En ese sentido,
Epicuro puede ser un filósofo en el que encontremos muchos rasgos
liberadores. Aunque hay que aclarar que Epicuro no era explícitamente
ateo, sí se empeñó en liberar a los hombres de todo vínculo con los
dioses al considerarlos indiferentes al destino humano. Del mismo modo,
otra de sus grandes preocupaciones fue que el hombre se desprendiera de
todo temor a la muerte, conocida es su frase al respecto: "mientras se
vive no se tiene sensación de la muerte y cuando se está muerto no se
tiene sensación alguna".
viernes, 29 de julio de 2016
miércoles, 20 de julio de 2016
Viejas y nuevas luchas
Aunque hay cosas que parecen haberse superado si solo atendemos a la
superficie, la vieja lucha contra la superstición religiosa creo que se
mantiene más vigente que nunca. Soy consciente de la ambigüedad del
término "religión", como ya he insistido en alguna ocasión, pero podemos
fácilmente delimitar todo lo negativo que conlleve y situar así el
escenario de la batalla (dicho sea metafóricamente, o al menos sin
connotaciones violentas), el motivo por el que se apuesta por el
ateísmo: librepensamiento, autonomía moral en el individuo, moralización
también de la sociedad, rechazo de la subordinación a valores
abstractos, traslación de los valores a un plano humano para
potenciarlos al máximo, progreso en la racionalidad y en el
conocimiento... Se me dirá que esas nociones tienen muchas lecturas, o
que están sujetas a discusión, por supuesto, pero precisamente por eso
hay que combatir toda pretensión de arrogarse una verdad con mayúsculas,
máxime con el peligro constante de institucionalización, de generar una
clase mediadora garante del "conocimiento" (y, naturalmente, esta
lectura antiautoritaria no se hace únicamente sobre cuestiones
sobrenaturales o metafísicas). La lucha contra los antiguos
fundamentalismos, concretados en las religiones monoteístas (aunque
consustanciales, en mayor o en menor medida, a cualquier "creencia"), se
mantiene vigente en la llamada posmodernidad (concepto más que
cuestionable, a nivel conceptual y cronológico). La Iglesia Católica
sigue teniendo un gran poder en las sociedades estatalizadas (el
laicismo, nadie lo ha visto de verdad, la aconfesionalidad enmascara una
vez más el privilegio), la teocracia es una realidad en algunos
países y estamos comprobando las barbaridades hechas en nombre del Islam.
miércoles, 13 de julio de 2016
La apuesta del ateísmo
Hay quien, con afan reduccionista y tergiversador, desdeña el ateísmo
al considerarlo un residuo de la Ilustración y una consecuencia de la
lucha contra el poder de la Iglesia Católica. Es, por lo tanto, una
identificación del ateísmo con el anticlericalismo, algo que podemos
considerar una especie de sinécdoque, si empleamos una figura literaria
para definirlo. El anticlericalismo es, en mi opinión, inherente a las
ideas libertarias, la oposición coherente a cualquier forma de clase
dirigente (o mediadora), que se erige en portadora de ciertos
conocimientos o se cree capaz de erigir los designios de sus semejantes.
Pero hay otro debate que es importante y es nuestra capacidad de
abstracción, por lo que la polémica se libraría aquí en el terreno del
pensamiento, para demostrar que un contexto exento de divinidad es mejor
para los seres humanos. Para empezar, refutar a todos aquellos que
niegan la importancia del ateísmo en la historia de la humanidad, desde
la Antigua Grecia hasta la mencionada Ilustración de los siglos XVII y
XVIII en la que la literatura crítica se ocupó ampliamente de la
cuestión divina.
sábado, 9 de julio de 2016
Creencias y elecciones
La gran pregunta, que encabeza este blog, es por qué la gente cree en tonterías (dicho sea de forma políticamente incorrecta, no como en la cabecera). Preguntar eso en un país en el que el Partido Popular acaba de ganar, de nuevo, las elecciones parece una broma. Un partido siniestro, autoritario y en gran parte corrupto, apoyado por gran parte de la población. ¿Qué le pasa a la gente? Aunque es actualmente el mejor ejemplo, no hay que focalizar esa actitud papanatas en los gobiernos de la derecha. Incluso, podemos decir que en el caso de la izquierda clásica (algo más romántica e idealista, pero no necesariamente racional) los males de la creencia son mayores: la gente "cree", a pesar de las evidencias, que ese partido, el suyo de toda la vida, nos va a llevar al estatus de felicidad. Pero, no seamos simplistas ni maniqueos. Veamos los nuevos partidos. A pesar de que, con mayor o menor obviedad, todos ellos prometen más o menos lo mismo (es posible que uno se pase de crítico, pero parecen nuevos partidos que pretenden ocupar el lugar de los viejos; puede que roben y extorsionen algo menos, eso sí), la gente decide "creer" que caras nuevas pueden renovar los malos hábitos. No está mal expresado, un lavado de cara para unas vías que no dejan de ser las mismas que nos han llevado al desastre (a nivel político y económico). Buscando un paralelismo, se me ocurre el ejemplo de la Iglesia Católica. Ahora mismo, tiene un máximo mandatario la mar de simpático e incluso algo "progresista", pero sigue siendo la misma organización dogmática, reaccionaria, sexista y supersticiosa. Por supuesto, se me dirá que este es mi análisis, que esto no es ni tiene por qué ser así. Lo comprendo, uno es demasiado crítico y radical, y a veces es posible que se le vaya la mano.
domingo, 3 de julio de 2016
En defensa, una vez más, del ateísmo
Existirán muchas motivaciones para el ateísmo. Afortunadamente, hoy
en día, proliferan los grupos y federaciones que se declaran ateos, pero
no está de más examinar con atención las premisas morales e ideológicas
que pueden compartir los integrantes de estos grupos. No voy a hablar
en nombre de nadie, pero expresaré aquí un pensamiento y una conducta
con la que me identifico plenamente al hablar de ateísmo y con la que creo
que se puede enarbolar una bandera (simbólica, por favor) en los grupos
ateos. Habrá que aclarar, antes de caer en una conversación pueril o
baladí, que el ateísmo demandado está lleno de contenido humano, moral y
filosófico. La "no creencia", en una divinidad o en alguna suerte de
trascendencia o plano sobrenatural, resulta un punto de partida nada
más. Al igual que la anarquía puede tener una acepción negativa, y debe
ser respondida con los más poderosos valores humanos en una adecuada
praxis, el ateísmo no es, a mi modo de ver, una simple ausencia de fe
ultraterrena (algo que tiene muchas aristas, por supuesto, y no es
únicamente el monoteísmo su único sendero).
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