sábado, 29 de enero de 2022

Racionalización versus racionalidad

Una de las cosas que me vuelven loco es la capacidad que tiene el ser humano para "racionalizar". De hecho, es un término que empleo no pocas veces en mi vida cotidiana. Seguramente, mi torpeza no tiene límites a la hora de expresarme, por lo que no siempre acabo convencido de que mi interlocutor haya comprendido lo que quiero decir con el término de marras.

 
Tantas veces, se sigue empleando "racionalizar" simplemente como sinónimo de "razonar"; precisamente, es justo lo contrario, al menos desde un punto de vista psicológico. La capacidad de razonar alude, como es sabido, a sacar las mejores conclusiones posibles, relacionando ideas o conceptos; por otra parte, también puede entenderse como justificar la respuesta a una cuestión usando los mejores razones y argumentos. Veamos ahora lo que queremos decir con "racionalizar", donde esa "justificación" se realiza de manera muy condicionada por nuestros propios intereses.

sábado, 15 de enero de 2022

Carl Sagan y la hipótesis de Dios

Carl Sagan, antes de discutir sobre la hipótesis de Dios en una de sus conferencias en la Universidad de Glasgow, dedicó parte de la misma a tratar de dilucidar a qué nos referimos con esa idea. Para empezar, recordaba que los romanos llamaban ateos a los cristianos, ya que éstos creían en un dios que no era el "verdadero"; esa actitud de denominar ateos a los que no creen exactamente lo mismo que uno se habría mantenido a lo largo de la historia.

Los rasgos de la divinidad de las tres religiones monoteístas, con tanto en común, son los de un ser omnipotente, omnisciente, creador, compasivo, que atiende a las plegarias e interviene en los asuntos humanos, etc. Sin embargo, Sagan muestra lo evidente: podría demostrarse, finalmente, la existencia de un ser con alguna de aquellas características, pero no con todas. ¿Se hablaría en ese caso de la existencia de Dios? La probabilidad de que exista la divinidad mostrada en las religiones del libro hay que ponerla al mismo nivel que la de cualquier otro dios alternativo (nos referimos, obviamente, a un ser sobrenatural). Enfrentados a la tradición monoteísta, podríamos identificar a Dios simplemente con las leyes naturales que explican el universo, por lo que en ese caso difícilmente podríamos llamarnos nadie ateos o tendríamos que negar esas leyes y demostrar que son inaplicables. Entre esas dos posibilidades, Sagan piensa en todas las posibilidades: mundos sin dioses, dioses sin mundos, dioses creados por otros dioses previos, dioses que nunca nacieron, dioses eternos, dioses que mueren, dioses que mueren más de una vez, diferentes grados de intervención divina en los asuntos humanos; ningún profeta, uno o varios; ningún salvador, uno o muchos..., por no hablar de los diferentes preceptos y tradiciones de la creencia religiosa. La gente acaba creyendo multitud de cosas y cada opción religiosa supone todo un asombroso repertorio.