jueves, 22 de diciembre de 2022

La búsqueda de aprobación y dependencia de los demás

Si uno sabe algo de psicología social, comprenderá hasta qué punto nos nuestro comportamiento se ve condicionado en sociedad. Particularmente, es algo que digno de reflexión, e incluso debería obsesionarnos un poco, cómo actuamos de una u otra manera dependiendo quién esté presente; cómo se produce, además, esa influencia. Ojo, es algo que nos pasa a todos, por muy conscientes que creamos ser, o por mucho que presumamos de independencia de criterio y de conducta, en mayor o menor medida. Lo que ocurre es que en ciertas personas, y creo que esto puede decirse así, parece algo cercano a lo patológico. No hay que hacer una lectura simplista, las personas no son esencialmente falsas y/o pusilánimes, hay otras explicaciones psicológicas. Además, están las dos posturas extremas: el que se acomoda al pensamiento de grupo y el que tiende a llevar la contraria allá donde se encuentre. Sí, creo que es más común la primera postura. Detrás se encuentra la necesidad, lógica por un lado, terrible por otro, de ser aprobado por los demás.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Anarquismo, ateísmo y librepensamiento

Desde sus inicios, y como una indudable seña de identidad, el anarquismo ha tenido una indudable preocupación por el librepensamiento. Y lo ha hecho desde diversos puntos de vista, todos con el objetivo de la emancipación humana.

Así, en primer lugar, y de un modo tan honesto como simple, para el librepensador anarquista clásico no tienen cabida los dogmas religiosos en una concepción amplia del progreso donde, por supuesto, cuentan unos valores humanos que no tienen ningún origen sobrenatural. Para un espacio más amplio, dejaremos un análisis más exhaustivo de cómo el fervor religioso se seculariza en la modernidad llegando al terreno de la adoración al Estado-nación; por supuesto, los anarquistas supieron ver desde el principio la estrecha relación que existe entre todo forma de poder religioso y poder político denunciando lo que consideraban la alienación de las personas, súbditos y feligreses, en nombre de los valores más amplios: cosmopolitismo y fraternidad universal. Razón, conocimiento y progreso, valores que algunos críticos de la modernidad se empeñan en devaluar, observados de manera amplia, fueron adoptados por un movimiento anarquista hermanado con el librepensador.

jueves, 17 de noviembre de 2022

Stirner y la destrucción de lo sacro

Stirner, en su espectacular obra El único y su propiedad, critica a Feuerbach y la consideración de cambiar a Dios por una supuesta divinidad inmanente al hombre. Ello supondría otra manera de desterrarnos nosotros mismos al buscar una esencia divina que nunca encontraremos en nuestro interior. Antes que Nietzsche, Stirner trata de destruir todo el edificio cristiano, el cual no observa como un ideal que haya que atraer a la realidad terrenal. Feuerbach quiere acabar con Dios, sí, pero para traernos al Hombre con mayúsculas, como gran ideal o abstracción. Para Stirner, la "esencia suprema" que Feuerbach desea arrebatar a los cielos y traer a la tierra continúa siendo eso, una esencia, no la realidad concreta del individuo. 

viernes, 28 de octubre de 2022

Por qué gente inteligente cree cosas necias


Hay quien asegura, con muy buen humor y bastante mala leche, que cuanto más ridículas y absurdas son las creencias de la gente más se irrita cuando uno se ríe de ellas. Para analizar por qué se da crédito a tanta "tontería", en primer lugar hay que dejar de lado un juicio simplista que cataloga a dichas personas simplemente de "no muy inteligentes", algo que no es necesariamente así. Nadie es enteramente racional, siendo seguramente bueno que así sea, y estamos muy condicionados por diversos factores, entre los que se encuentran nuestras emociones, temores y deseos, que nos empujan a creer en ciertas cosas no verificadas; siendo conscientes de ello, hay menos posibilidades de caer en creencias disparatadas.

Para comprender por qué creemos en cosas erróneas, hay que mencionar la disciplina de la heurística, que alude en nuestro caso a una técnica no rigurosa de acceso al conocimiento,  que podemos denominar también atajo y que vendría a ser una manera informal de razonar. Se trata de una forma cómoda de proceder en nuestra vida cotidiana, incluso eficiente a veces, pero que acaba teniendo un coste elevado si da lugar a “falsas creencias” debido que esas estrategias de verificación presentan vulnerabilidades  sistemáticas. Si queremos comprender el mundo de manera amplia, no podemos acudir solo a nuestras experiencias personales ni basarnos en nuestra simple intuición; nuestro sistema de percepción de la verdad, el sistema cognitivo, está tan sujeto a engaños como nuestros sentidos. Si las ilusiones ópticas, por ejemplo, son habituales, también existen lo que podemos llamar ilusiones cognitivas o percepciones erróneas. Tal vez la siguiente cita, de Robert Pirsig, nos ayude a encontrar una perspectiva adecuada sobre la ciencia: "El verdadero propósito del método científico es asegurarse de que la naturaleza no nos ha inducido erróneamente a creer que sabemos algo que, en realidad, no sabemos".

domingo, 25 de septiembre de 2022

Los desmanes del pensamiento positivo

Aparentemente, no hay nada malo en ese irritante filosofía simple e ingenua de un pensamiento y una actitud abiertamente positivos; sin embargo, a poco que profundicemos encontramos una concepción maniquea de la psique humana, con base en cierto pensamiento mágico, además del germen para la frustración e incluso la alienación.

El pensamiento positivo, para gran parte de la gente y de los medios, al menos , parece resultar algo digno de atención y merecedor de una etiqueta abiertamente benévola. Multitud de frases, máxime en los últimos tiempos con el auge de las redes sociales y las nuevas tecnologías, recogen de manera extremadamente simple las bondades de una actitud positiva ante la vida. En mi opinión, hay varias lecturas sobre la cuestión, y todas sumamente irritantes. En primer lugar, se trata de una visión simplista sobre la existencia humana, y abiertamente maniquea, ya que se considera que existe una separación clara entre un pensamiento positivo y otro negativo. No hace falta indagar demasiado para recoger la tradición religiosa, y su concepción del bien y del mal; si hablamos, en concreto, de la judeocristiana, tenemos también las ideas del pecado y la virtud con mucha similitud en el caso que nos ocupa. A poco que observemos, esta visión maniquea impregna gran parte de filosofías y terapias de baratillo, que aseguran existen buenas o malas energías, vibraciones, pensamientos o como lo queramos llamar. Los seres humanos parecemos necesitar a menudo respuestas simples sobre nuestras existencia, pero tratemos de profundizar y ver que las cosas son más complejas.

domingo, 4 de septiembre de 2022

Sobre el alma, el cuerpo y demás

En el viejo conflicto entre ciencia y religión, uno de las controversias más importantes es la que diferencia entre un ente corporeo y otro (supuestamente) espiritual. De hecho, toda nuestra cultura está impregnada de ese dualismo, como lo demuestra por ejemplo la etimología de la palabra psique, y derivados (ningún sicólogo o siquiatra afirmará que se ocupa de cuestiones espirituales), que alude al alma humana.

El concepto del "alma" tiene un origen religioso, aunque se remonta a la Antigua Grecia con la creencia de los pitagóricos en la transmigración y en la liberación de las ataduras de la materia debido a que el alma sufre cuando está unida al cuerpo. No hace falta saber mucho de historia y de filosofía para ver un nexo entre esa concepción del alma griega, que luego influiría en Platón, y los llamados Padres de la Iglesia. Siglos después, sería Aristóteles el modelo para la filosofía escolástica y, tanto el alma como el cuerpo, pasarían a ser "sustancias". Puede explicarse que, mientras las oraciones están compuestas de sujeto y predicado, de tal manera que el primero sería algo y alguien, y el segundo su atributo, el concepto de sustancia implica que hay palabras que pueden figurar solamente como sujetos. Naturalmente, estamos ante una concepción metafísica en lo que denominamos "sustancia", cuando el sentido común nos dice que estamos hablando de algo o de alguien.
 

martes, 16 de agosto de 2022

Creencias, salvaciones y autoayudas

A menudo se nos recrimina, dado el pertinaz y alto nivel de crítica que exhibimos en este blog, el no aceptar que las personas crean y practiquen lo que les venga en gana para tratar de mejorar sus vidas. Se trata de la primera falacia, creemos que repetida como un mantra, cuyo escollo a veces es notablemente difícil de salvar.

En su vida, cada uno se agarra a lo que quiere, o a lo que puede; sea la creencia en Dios, el acudir al templo por un sentirse mejor, el abrazar tal terapia, del tipo que sea, o el reírse como un descosido en grupo si cree que eso le va a hacer sentirse mejor. Todo ello puede ser muy comprensible, desde el punto de vista del usuario, pero no convierte en verdad cada una de las creencias ni garantiza la curación o bienestar definitivo del usuario. Lo que provoca la más feroz de nuestras críticas es que cada creencia, además de suponer un irritante reduccionismo acerca de la visión de la realidad humana, es vendida como una verdad definitiva que va a salvar, o a "sanar", a la humanidad. En otras palabras, no nos detenemos en ello como un mero consuelo más o menos eficaz, que es de lo que en realidad se trata, sino que estamos obligados a profundizar para tratar de cambiar las cosas. Y ello, precisamente, porque no nos limitamos únicamente al campo del conocimiento, sino que somos conscientes de lo muy vinculado que está al resto de las facetas humanas. Aquel "clásico" dijo que las condiciones económicas lo determinan todo, incluido por supuesto lo espiritual; es una visión, tal vez, algo categórica, pero hay mucho de cierto en que el sufrimiento "terrenal" provoca toda suerte de creencias en fantasías espirituales.

sábado, 30 de julio de 2022

Compendio de pacotilla intelectual

Existe un texto de Bertrand Russell con este nombre, tan lúcido como divertido, que se recoge en la valiosa recopilación Dios no existe, de Christopher Hitchens. Echemos un vistazo a las perlas que en él se comentan, muchas de ellas dedicadas a los hombres religiosos, siendo las épocas en las que mayor poder tenían menos proclives a la sabiduría. Efectivamente, en los periodos caracterizados por el predominio de la fe el clero imponía todo su criterio. Cada etapa oscurantista trata de ser ocultada con el fin de que la nueva etapa oscurantista no se reconozca como tal. Russell repasa algunos ejemplos de irracionalidad en el clero, desde que la ciencia comenzó a desarrollarse, y después analiza si el resto de la humanidad es mucho mejor.

 
En el mundo anglosajón, el clero se opuso al invento del pararrayos realizado por Benjamin Franklin, ya que ello suponía un intento de frustrar la voluntad de Dios. Entre las numerosas crueldades imaginables sobre una deidad, considerada encima omnibenevolente, no se me ocurren peores que considerar que un ser supremo envía fenómenos catastróficos para castigar a sus creaciones. No es esta visión exclusiva del monoteísmo occidental, ya que Gandhi (cuya figura está idealizada hasta el exceso), después de que unos seísmos sacudieran la India, comentó que aquello era un castigo divino por ciertos pecados. Estamos hablando de la época contemporánea, en la que se entiende que el deísmo habría sido la visión triunfante sobre los creyentes más razonables. Insistiremos en que, al margen de la creencia o no creencia de cada cual, no se nos ocurre que una mente saludable imagine una mano sobrenatural detrás de cada hecho accidental (esto es, en los que la mano del hombre no ha intervenido). Y ello por doble motivo, primero por una cuestión puramente racional, pero también, y más grave, por considerar que "alguien" merece esos castigos realizados por motivos inescrutables.

domingo, 3 de julio de 2022

La subversiva búsqueda del conocimiento

A poco que uno tenga cierto apego hacia el conocimiento, vivimos una época cuanto menos desconcertante. Lo habéis adivinado, me refiero una vez más a las numerosas creencias, supercherías y charlatanes que proliferan por doquier. Se trata muy problamente, de lo que nos depara la sociedad del consumo y el capitalismo con su pertinaz mercantilización de la vacuidad. Cuanta más estulticia prolifere, tanto mejor, el personal más sumiso y manipulable.
 
Por supuesto, no hay que culpar íntegramente al sistema que padecemos, esta situación es también algo que haya su caldo de cultivo en esa escalofriante tendencia del ser humano a creer en cualquier cosa, a subordirnarse a algún adalid o inefable caudillo, o a mostrar un respeto excesivo por cualquier forma de autoridad, oficial o alternativa. El propio tratamiento que sufre la información, en una época en el que nunca fue tan fácil acceder a ella, es significativo.Verdades proclamadas un día, no mucho tiempo después son olvidadas sin que sea necesario el desmentido. ¿Podemos hacer algo contra todo esto? ¿Claudicamos de una vez y entregamos las armas? Sí, de nuevo lo habéis adivinado, jamás entregaremos las armas; como dijo Leonidas, que vengan a por ellas. A pesar de lo que nos digan ciertos posmodernos, no se nos ocurre otro sistema mejor para combatir tanta falsedad y tontería, que el método científico. Es el mejor antídoto contra toda tentación idiota, al mismo tiempo que una inestimable táctica subversiva. Ah, pero no hablo de ninguna complica epistemología fundada en complejas y abstrusas teorías. No, hablo de la más elemental sensatez unida a un poquito de esfuerzo para cuestionar, reflexionar, contrastar y, si es necesario, hasta refutar e incluso erradicar (hablo, por supuesto, de ignorancia, creencias y de todo tipo de lugares comunes, para las que, insisto, los seres humanos estamos muy dotados para abrazar).

domingo, 19 de junio de 2022

La invasión de los ladrones de mentes

De un tiempo a esta parte, observaba algo extraño en la ciudad. Desde primera hora de la mañana, unos seres de actitud gris, y expresión algo hostil, deambulaban por las calles. Algo les llamaba la atención de mi persona, ya que me miraban con curiosidad señalándome con el dedo e, incluso, emitiendo un pequeño gritito de desaprobación. Comprobaba paulatinamente mi, cada vez mayores, soledad e individuación, mientras que aquellas criaturas parecían moverse en manadas. Tardé un tiempo en descubrir qué era lo que les motivaba para moverse de esa manera en grupo. Gracias a cierta metodología científica, supe de la existencia de un virus que se estaba extendiendo por la urbe. Estos microorganismos penetraban en el cerebro, se asentaban en él sin remedio y obligaban al huésped a adoptar ideas fijas e inmutables.

domingo, 29 de mayo de 2022

Sobre la conciencia

Según el Diccionario de Filosofía, de Ferrater Mora, el término conciencia tiene al menos dos sentidos: en primer lugar, la percepción o el reconocimiento de algo (una cualidad, una situación...), o de algo interior, como las modificaciones del propio yo; en segundo lugar, es el conocimiento del bien y del mal. El segundo sentido se suele expresar mejor como "conciencia moral", del que nos ocuparemos en otro momento, y resulta significativo que en algunos idiomas se empleen términos distintos para expresar los dos sentidos mencionados. El primer sentido, a su vez, puede desdoblarse en otros tres: el sicológico, en el que la conciencia es la percepción del yo por sí mismo (puede hablarse de modificaciones del yo sicológico, por lo que el termino conciencia se suele confundir habitualmente con el de autoconciencia); el epistemológico o gnoseológico, en el que la conciencia es primariamente el sujeto del conocimiento (se habla entonces de la relación conciencia-objeto similar al conocimiento), y el sentido metafísico, en el que la conciencia se suele denominar el Yo (supuestamente, previa a toda esfera sicológica o gnoseológica).

domingo, 15 de mayo de 2022

El mito del libre albedrío

En este blog, ya hemos abordado el concepto del libre albedrío, basado en una supuesta voluntad libre del individuo, que ya señalamos como una fantasía y un concepto reduccionista proveniente de la tradición religiosa; la libertad humana es algo complejo y apasionante, pero la vida social está sujeta a tantos condicionantes, máxime en una sociedad jerarquizada y muy mediática, con tantos intereses, que quien no ponga en cuestión sus actos y creencias resulta alguien más bien pobre y determinado. 

Esta situación se produce más en concreto en la posmoderna sociedad de consumo, donde la tecnología, internet y redes sociales juegan un cuestionable papel, deberíamos esforzarnos en un mayor tiempo para la reflexión y el contraste de las ideas. Muy probablemente, la ideología que aparentemente se ha impuesto en el desarrollo de la humanidad, con todos los altibajos que se quiera, el liberalismo, tomó una confianza exacerbada en el libre albedrío. Por lo común, las personas creen actuar libremente, sin apenas espacio para el análisis, la crítica y la autocrítica; desgraciadamente, forma parte de nuestro acervo cultural. Sin embargo, de forma obvia a poco que reflexionemos, el libre albedrío no es una realidad científica, más bien lo contrario, un concepto heredado de la visión religiosa (quizá, más en concreto, la monoteísta). Así, se considera tradicionalmente que el ser humano es libre para actuar, algo que justifica la recompensa o el castigo de Dios; yendo un poco más allá, se considera el libre albedrío resulta un reflejo de nuestra alma eterna, por lo que no hay cabida para las limitaciones biológicas y sociales. Un mito que debería tener poca relación con lo que nos dice el conocimiento, disciplinas como la antropología o la biología, incluso la filosofìa en general si se quiere ser extremadamente crítico con la ciencia.

domingo, 1 de mayo de 2022

Pensamiento, conducta y conformismo social

Albert Camus dijo una significativa frase, que llega amplificada hasta nuestros días: "“El problema más grave que se plantea a los espíritus contemporáneos: el conformismo, y la pasión más funesta del siglo XX, la servidumbre. Más que el equilibrado, el hombre normal es el hombre domesticado". Hay que analizar diversos conceptos para comprender por qué el ser humano, una mayoría al menos, se ha convertido en un mero espectador en sociedades que se consideran avanzadas. Recordaremos que la psicología social parte del hecho de que somos animales sociales, necesitamos vivir en sociedad, lo cual nos ha llevado a desarrollar ciertas técnicas, como son el compromiso y la negociación, la organización de las conductas según ciertas reglas y la regulación de la competitividad; esta disciplina, relativamente nueva, se ocupa de investigar cómo las personas piensan unas de otras, se influyen y se relacionan entre sí. Puede decirse que cada persona es una suma de multitud de experiencias, tiempos, aficiones y doctrinas, aunque también de la resta de tantas otras; convendría, una vez conocidos ciertos mecanismos que nos conducen a pensar y creer en ciertas cosas, plantearse la noción de libertad tal y como la conoce una cultura basada en mitos como el "libre albedrío" religioso (el cual alude a una voluntad humana supuestamente libre, no sujeta a causas). No hablo de un determinismo radical, no hay que enloquecer al respecto ni considerar al ser humano un mero autómata, sino todo lo contrario, ya que se trata de concebir una libertad más amplia y positiva: para ello, es necesario comprender el proceso de socialización por el cual aprendemos, interiorizamos y asimilamos normas, ideas y comportamientos de una determinada cultura societaria.

jueves, 14 de abril de 2022

¿La muerte de Dios?

La muerte de Dios, frase atribuida habitualmente a Nietzsche, aunque tiene un precedente en Hegel (parece que con otro sentido), tiene ya un tiempecito; podemos resumir el sentido de dicho fallecimiento (obviamente, no de un ser real, sino de una idea, la de un concepto absoluto) en la negación de un orden cósmico, de una ley universal de carácter moral y, como ya hemos apuntado, de cualquier principio absoluto.

Así, llegamos al nihilismo, lo cual es muy interesante, ya que no nos detenemos simplemente en la negación, sino que buscamos unos valores más profundos y humanos (no habría ningún poder ya por encima del hombre). Hay que recordar que esta concepción se realiza dentro de una cultura cristiana, aunque tratemos de extenderla a toda trascendencia y absolutismo. Como hemos dicho, esta defunción filosófica de la gran divinidad se produce ya hace más de un siglo. ¿Qué ha ocurrido desde entonces? No, desgraciadamente, la gran emancipación respecto a cualquier forma absoluta no se ha producido. Muy al contrario, el siglo XX trajo numerosos horrores, que los religiosos atribuyen a la ausencia de Dios, y que nosotros, pertinaces ateos nihilistas, pensamos que precisamente ha sido debido a la permanencia del absolutismo. Un principio absoluto, llámese Dios o cualquier otra verdad con mayúsculas, ha conducido a la humanidad al desastre autoritario.


sábado, 19 de marzo de 2022

Javier Krahe, cantautor transgresor e irreverente

A Krahe se le ha llamado muy a menudo el "Brassens español", cantante y compositor francés del siglo pasado, y del que creemos puede decirse que es uno de los grandes poetas contemporáneos. Efectivamente, no solo por su gran talento, son varías las similitudes que hay entre los dos cantautores: malos estudiantes, pero devoradores de libros con avidez, lo que les supuso una gran cultura, ambos empezaron a cantar pasados los treinta, se mantuvieron al margen de los circuitos de éxito permaneciendo fieles a sus músicos y amigos, y los dos son simpatizantes del anarquismo. A pesar de esa filosofía vital coherente, honesta y profundamente inconformista, Brassens acabó siendo adorado por Francia y sus discos son ampliamente conocidos. No es el caso, todavía, de Javier Krahe, aunque sus fieles son (somos) una enorme minoría.

martes, 22 de febrero de 2022

La revisión constante de las creencias

Hay quien ha definido la creencia como una especie de mapa, que llevaríamos grabado en nuestro interior (en mi opinión, y en nombre de la libertad, más producto del ambiente que de la genética), que nos conduce en el mundo para hallar una mejor satisfacción de nuestras necesidades.

Así, dicho mapa no nos dice necesariamente cómo son las cosas, sino que nos muestra formas de conducta adaptadas a esas necesidades personales en el ámbito de una realidad percibida por la experiencia. Habría que objetar, frente a todo determinismo, que dicha definición es posible que sea muy correcta, pero que dicho mapa es, o debería ser, modificable en función del conocimiento, desarrollo, experiencias, etc. Es decir, si de alguna manera nos vemos condicionados por nuestra necesidades, algo muy humano, estas deberían cambiar y ser revisadas constantemente si de verdad creemos en el cambio y la evolución. Si recuerdan ustedes aquella campaña atea de hace unos años, que invitaba al creyente a olvidarse de la gran deidad y a relajarse, es un ejemplo perfecto. Si se esfuerzan en inscribir en nuestro mapa interno, de la forma que sea, una idea absurda, nuestros deseos y satisfacciones, toda nuestra vida, se ven condicionados por ello con toda suerte de dificultades que nos hacen caer, precisamente, en fuentes externas. La respuesta primera es, tal vez, "relajarse" para observar un horizonte amplio en la vida exento de creencias inamovibles (que siempre, tengan o no un origen sobrenatural, resultan perniciosas).


sábado, 29 de enero de 2022

Racionalización versus racionalidad

Una de las cosas que me vuelven loco es la capacidad que tiene el ser humano para "racionalizar". De hecho, es un término que empleo no pocas veces en mi vida cotidiana. Seguramente, mi torpeza no tiene límites a la hora de expresarme, por lo que no siempre acabo convencido de que mi interlocutor haya comprendido lo que quiero decir con el término de marras.

 
Tantas veces, se sigue empleando "racionalizar" simplemente como sinónimo de "razonar"; precisamente, es justo lo contrario, al menos desde un punto de vista psicológico. La capacidad de razonar alude, como es sabido, a sacar las mejores conclusiones posibles, relacionando ideas o conceptos; por otra parte, también puede entenderse como justificar la respuesta a una cuestión usando los mejores razones y argumentos. Veamos ahora lo que queremos decir con "racionalizar", donde esa "justificación" se realiza de manera muy condicionada por nuestros propios intereses.

sábado, 15 de enero de 2022

Carl Sagan y la hipótesis de Dios

Carl Sagan, antes de discutir sobre la hipótesis de Dios en una de sus conferencias en la Universidad de Glasgow, dedicó parte de la misma a tratar de dilucidar a qué nos referimos con esa idea. Para empezar, recordaba que los romanos llamaban ateos a los cristianos, ya que éstos creían en un dios que no era el "verdadero"; esa actitud de denominar ateos a los que no creen exactamente lo mismo que uno se habría mantenido a lo largo de la historia.

Los rasgos de la divinidad de las tres religiones monoteístas, con tanto en común, son los de un ser omnipotente, omnisciente, creador, compasivo, que atiende a las plegarias e interviene en los asuntos humanos, etc. Sin embargo, Sagan muestra lo evidente: podría demostrarse, finalmente, la existencia de un ser con alguna de aquellas características, pero no con todas. ¿Se hablaría en ese caso de la existencia de Dios? La probabilidad de que exista la divinidad mostrada en las religiones del libro hay que ponerla al mismo nivel que la de cualquier otro dios alternativo (nos referimos, obviamente, a un ser sobrenatural). Enfrentados a la tradición monoteísta, podríamos identificar a Dios simplemente con las leyes naturales que explican el universo, por lo que en ese caso difícilmente podríamos llamarnos nadie ateos o tendríamos que negar esas leyes y demostrar que son inaplicables. Entre esas dos posibilidades, Sagan piensa en todas las posibilidades: mundos sin dioses, dioses sin mundos, dioses creados por otros dioses previos, dioses que nunca nacieron, dioses eternos, dioses que mueren, dioses que mueren más de una vez, diferentes grados de intervención divina en los asuntos humanos; ningún profeta, uno o varios; ningún salvador, uno o muchos..., por no hablar de los diferentes preceptos y tradiciones de la creencia religiosa. La gente acaba creyendo multitud de cosas y cada opción religiosa supone todo un asombroso repertorio.