Puede
decirse sin ambages que la visión anarquista del nacionalismo -concepto
político para nada unidimensional, ni por su propia amplitud y
ambigüedad, ni por los numerosos rechazos que recibe- es negativa, las
más de las veces, por unos nítidos principios ideológicos que pretenden
superar la parcelación patriótica, étnica o identitataria, y establecer
estrechos lazos de colaboración entre los pueblos con el fin de expandir
la libertad y la cultura, conviene analizar con detalle un fenómeno
complejo, enmarañado con el tiempo, que es utilizado por todas las
opciones políticas estatalistas y jerarquizantes. Conviene dejar claro, a
priori, la asociación política que conlleva el nacionalismo político al
llamado "derecho de autodeterminación", que aspira inevitablemente a la
creación de un Estado para administrar sus intereses, por lo que las
ideas libertarias se muestran, obviamente, opuestas a semejante
objetivo.