martes, 26 de junio de 2018

Decálogo de manipulación del poder

Existe un decálogo sobre las manipulaciones del poder y sus medios, atribuido a Chomsky, aunque no estoy seguro que sea de él (hoy en día, Internet difunde falacias con tremenda facilidad). En cualquier caso, y por mucho que detestemos a priori los decálogos, lo importante es profundizar en las cosas, por lo que echemos un vistazo a cada uno de sus puntos. No hay ánimo alguno de ser fiel a su desarrollo y añadiremos algunas cosas de cosecha propia.

martes, 19 de junio de 2018

A vueltas con la televisión y los factores manipuladores

La televisión, junto con el resto de los medios, incluidas las nuevas tecnologías que tanto han fomentado la inmediatez y el rápido ólvido, forman parte de un mundo donde la información, de un modo u otro, consciente o inconscientemente por parte de los que la producen, es constantemente deformada. Como no puede ser de otro modo, es necesario mantener la mirada y el espíritu crítico ante un mundo en el que quizá, a pesar de la ilusión de libre circulación, la manipulación esta servida.
 
Que los medios, y muy especialmente la televisión, son en gran medida una maquina de desinformación y, consecuentemente, de manipulación de la opinión de las personas, es una cosa (que, en alguna ocasión, se ha tratado en este blog). Otra muy distinta, en la que podríamos caer los que tenemos posiciones ferozmente críticas sobre la alienación que produce la tecnología y los medios en manos del interés económico y político, es atribuirle todos los males del mundo. Hay quien ha dicho que esta visión es producto de un viejo esquema de pensamiento sobre lo que representa la transmisión del saber: un emisor (persona o institución), como fuente del saber y utilizando una canal de información, y un receptor, que recibe y registra la información de forma transparente y sin obstáculo alguno. Así, para que este sistema funcione solo es necesario que la fuente sea fiable, sinceridad en lo que se transmite y verificación sólida de la información. Si nos adentramos en el terreno de la moral, es decir, obligación del que porta el saber de transmitirlo a los otros, la cuestión se convierte en un deber solidario.

jueves, 14 de junio de 2018

A favor y en contra de los prejuicios

Hoy, vamos a ser provocadores. No es que no lo seamos en prácticamente todas las ocasiones, ya que nos empeñamos en buscar reacciones en los demás (¿no es eso provocar?), pero esta vez lo vamos a ser de una forma muy directa. Vamos a hacer una especie de apología del 'prejuicio', de cierta concepción del prejuicio por supuesto, y lo vamos a criticar ferozmente por otro, cuando se trata en realidad de una certeza previamente concebida.

En algunas ocasiones, hay que escuchar a determinadas personas asegurar que ellos no tienen prejuicios. Lamentable, muy lamentable. Cuando alguien asegura tal cosa, incapaz de ser consciente de que todos, absolutamente todos, nos formamos un juicio previo de alguna que otra cosa, hay que armarse de valor intelectualmente hablando. Aclaremos, por si no ha quedado todavía claro, que es inevitable tener ciertos sesgos en el acceso a la información, algo que da lugar a prejuicios (aunque no lo contemple así el protagonista, ya que él 'cree' estar en la verdad). Por lo tanto, 'prejuicio' según este punto de vista es en realidad una 'creencia'.

viernes, 1 de junio de 2018

Los problemas que conlleva la idea de Dios

El muy combativo ateo Michel Onfray declaró una vez que la creencia en Dios se asemeja a la de pensar que Papá Noel o Santa Claus existen. Aunque estas argumentaciones resulten atractivas y escandalicen en según qué contextos, no soy muy amigo de simplificar así la cuestión. Aunque solo sea por la implicaciones que tiene la idea de Dios, no resulta muy apropiado compararla con otras supersticiones y personajes de ficción.

A lo largo de la historia, el asunto de Dios ha preocupado tanto a los filósofos que, al menos, hay que esforzarse un poquito más si consideramos señalar lo absurdo de determinadas creencias. Frente a tanto desvarío en el debate, tanto juicio intimidatorio, tanto exhabrupto y tanto relativismo posmoderno, tal y como pide Fernando Savater en La vida eterna, es bueno acudir a los clásicos de la Ilustración. Veamos qué dice David Hume, en Historia natural de la religión: "El único punto de la teología en el cual hallaremos un casi universal consenso entre los hombres es el que afirma la existencia de un poder invisible e inteligente en el mundo. Pero respecto de si este poder es supremo o subordinado, de si se limita a un ser o se reparte entre varios, de qué atributos, cualidades, conexiones o principios de acción deben atribuirse a estos seres, respecto de todos estos puntos hay la mayor discrepancia en los sistemas populares de teología". Hume señala una primera condición, que el dios es invisible; la divinidad no sería ninguna de las cosas perceptibles de este mundo, sino su fundamento. Según este punto, tener mentalidad religiosa es sustentar lo que nuestros sentidos perciben en algo inverificable, pero que se considera imprescindible para explicar la realidad; se suele pensar que la divinidad interviene en el mundo, pero no se rige ni está obligada por las leyes naturales. Los ateos solemos ser, obviamente, materialistas, negamos un plano "espiritual", pero hay que ser cauto a la hora de forzar nuestros argumentos con peticiones de que la divinidad imperceptible se materialice de algún modo (estamos hablando, en tal caso, de "espiritismo", que deberíamos considerar igualmente absurdo).