Con
este título, pronunció una conferencia Bertrand Russell, el 6 de marzo
de 1927, en el Ayuntamiento de Battersea (sur de Londres), bajo los
auspicios de la Sociedad Laica Nacional. Russell comienza su discurso
aclarando que lo que se entiende por cristiano en su época era muy
diferente del significado completo que tenía en los tiempos de San
Agustín y Santo Tomás de Aquino. En cualquier cosa, habría dos cosas
consustanciales a llamarse cristiano: la primera es de naturaleza
dogmática, la creencia en Dios y en la inmortalidad; la segunda es
acerca de Cristo, es necesario tener alguna creencia sobre lo
superlativo de su figura, aunque no sea necesariamente acerca de su
naturaleza divina.
De esa manera, cuando Russell dice que no es cristiano, afirma de entrada dos cosas distintas: la no creencia en Dios y en la inmortalidad, y la negación de la gran capacidad de Cristo en el terreno moral. Lo que entendemos cuando Russell habla de Cristo es la figura histórica que el tiempo ha creado, aunque las fuentes originales de su existencia sean muy dudosas (algo que no se habla lo suficiente). No obstante, parece correcto mencionar un Cristo de los Evangelios (o un profeta llamado Jesús), desprendiéndole de toda connotación sobrenatural, ya que puede decirse que se ha acabado dando lugar a una figura relevante con esas características e importante es reflexionar sobre ella (sin olvidar mencionar la falta de legitimidad histórica para su existencia, juego en el que obviamente no desea entrar la iglesia).
De esa manera, cuando Russell dice que no es cristiano, afirma de entrada dos cosas distintas: la no creencia en Dios y en la inmortalidad, y la negación de la gran capacidad de Cristo en el terreno moral. Lo que entendemos cuando Russell habla de Cristo es la figura histórica que el tiempo ha creado, aunque las fuentes originales de su existencia sean muy dudosas (algo que no se habla lo suficiente). No obstante, parece correcto mencionar un Cristo de los Evangelios (o un profeta llamado Jesús), desprendiéndole de toda connotación sobrenatural, ya que puede decirse que se ha acabado dando lugar a una figura relevante con esas características e importante es reflexionar sobre ella (sin olvidar mencionar la falta de legitimidad histórica para su existencia, juego en el que obviamente no desea entrar la iglesia).