Una de las características del ser humano es que, gran parte de nosotros, afortunadamente no todos ni siempre, cree estar en la razón más o menos absoluta; lo más paradójico de esta actitud es que el razonamiento de la persona categórica, por norma general, es que es "el otro" el verdadero dogmático.
Habitualmente, se escuchan afirmaciones tajantes en las que pretendemos demostrar nuestra independencia de criterio, nuestra falta de papanatismo o nuestra ausencia de dogmas, sin caer en que toda esta verborrea demuestra ya una considerable dosis de dogmatismo y una nada estimable ausencia de autocrítica. En mi opinión, resulta imposible una absoluta independencia de criterio, ya que los condicionantes son innumerables, por lo que solo dejar un margen para la duda, junto a una sana dosis de autocrítica, puede ayudarnos a no ir por la vida sentando cátedra ni afirmando verdades absolutas (que, como cualquier otra fantasía humana, no existe y el propia concepto de "ciencia exacta" ya es cuestionable, aunque eso ya es parte de un debate más especializado). Con muchos matices intermedios, podemos reducir el dogmatismo a dos actitudes: está el que apela a la sabiduría, y normalmente se considera varios grados por encima del resto de los mortales, y está el que sencillamente repite lo que dicen otros que a su vez considera los verdaderos sabios (por lo tanto, esta actitud resulta una suerte de papanatismo).
Habitualmente, se escuchan afirmaciones tajantes en las que pretendemos demostrar nuestra independencia de criterio, nuestra falta de papanatismo o nuestra ausencia de dogmas, sin caer en que toda esta verborrea demuestra ya una considerable dosis de dogmatismo y una nada estimable ausencia de autocrítica. En mi opinión, resulta imposible una absoluta independencia de criterio, ya que los condicionantes son innumerables, por lo que solo dejar un margen para la duda, junto a una sana dosis de autocrítica, puede ayudarnos a no ir por la vida sentando cátedra ni afirmando verdades absolutas (que, como cualquier otra fantasía humana, no existe y el propia concepto de "ciencia exacta" ya es cuestionable, aunque eso ya es parte de un debate más especializado). Con muchos matices intermedios, podemos reducir el dogmatismo a dos actitudes: está el que apela a la sabiduría, y normalmente se considera varios grados por encima del resto de los mortales, y está el que sencillamente repite lo que dicen otros que a su vez considera los verdaderos sabios (por lo tanto, esta actitud resulta una suerte de papanatismo).