El debate sobre la naturaleza y designios de la
divinidad, a lo largo de la historia, ha supuesto entregas tremendamente
entusiastas. Fernando Savater ha considerado tres actitudes básicas
sobre esta cuestión: en primer lugar, la de quienes han considerado como
inverosímil, inconsistente o falsa de cualquier modo la creencia en uno
o varios dioses; en segundo lugar, la que precisamente considera que la
fe en Dios consiste en creer en un ser invisible con rasgos
incomparables a cuanto conocemos o podemos comprender; en último lugar,
están aquellos que aceptan la divinidad como el esbozo todavía
impregnado de mitología de un concepto supremo que sirve para pensar el
conjunto de la realidad.