Mostrando entradas con la etiqueta Enajenación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Enajenación. Mostrar todas las entradas

sábado, 21 de agosto de 2021

Factores de enajenación y control social

No creo que haya muchas personas que puedan discutir, a poco que reflexionen un poquito, que son muchos los que trabajan en el mundo para provecho solo de unos pocos. Es el sistema económico en que nos encontramos, el cual parece encontrar su base más sólida en el conformismo, la resignación o incluso la aprobación de gran parte de las personas. Podemos hablar también de enajenación, concepto que creo que se ha agravado y sofisticado con el paso de las décadas y el desarrollo de la tecnología y la información, o lo que es lo mismo, nos encontramos frente a un mundo ilusorio ajeno a nosotros (a nuestra condición social y humana). Puede que muchos discutan esto, y cuestionen qué es eso de nuestra condición o incluso consideren que es más bien la misma la que  nos ha llevado a la situación actual. Frente a esto, que en mi opinión es producto de no desear reflexionar y profundizar demasiado en ninguna cuestión (algo que nos caracteriza en la sociedad actual), hay que volver a recordar que el mundo continúa estando ferozmente jerarquizado y siendo terriblemente injusto y desigualitario: una minoría es la que toma las decisiones y la que se aprovecha económicamente a costa de la mayoría.
 

miércoles, 27 de noviembre de 2019

El arte de amar y la sociedad de la enajenación

Ya hemos aludido en otra entradas, de forma extensa, a la enajenación, propia de nuestras sociedades modernas. Uno de sus mayores teóricos fue Erich Fromm, que en su obra El arte de amar considera que el amor no es un objeto (que debe "encontrarse"), sino una facultad (la cual debe crearse y ser desarrollada).


miércoles, 30 de agosto de 2017

La pérdida de lo concreto y la subordinación a la abstracción

Uno de los rasgos más peculiares del sistema capitalista es la aparente contradicción entre un sujeto que parece movido por su propio interés, cuando la realidad es que se subordina a causas que le sobrepasan. Erich Fromm, uno de los grandes analistas de la sociedad contemporánea, concluye que el hombre moderno no obra en interés de su propio "yo", sino del "yo social", que está constituido por el papel que se espera que desempeñe el individuo. Ese "yo social" vendría a ser un disfraz subjetivo de la función social objetiva que el sistema asigna a cada individuo. Se produce una mutilación del yo real en beneficio del yo social; parece haber una constante reafirmacion del yo en el hombre moderno, cuando en verdad se ha producido un debilitamiento de la personalidad total y se la reduce solo a determinadas facultades. Si bien la apariencia es que el hombre moderno ha conquistado la naturaleza, la sociedad no ejerce una fiscalización de esas fuerzas que ella misma ha creado. La racionalidad técnica se emplea en los sistemas de producción, mientras que la irracionalidad abunda en las funciones sociales, con el resultado de que el destino de las personas esté sujeto a elementos como el paro o las crisis periódicas. Si en épocas anteriores el sentimiento de insignificancia e impotencia lo tenía el hombre respecto a la divinidad (de forma consciente), ahora se produce igualmente en un sistema que mantiene, además, ilusiones contrarias.

sábado, 19 de agosto de 2017

La libertad como poder hacer

La discusión sobre la libertad se remonta, es de suponer, al nacimiento mismo de la filosofía. Decir que el ser humano es libre es, al menos en sentido vulgar, aparentemente indiscutible, ignorando la mayor parte de las veces los condicionantes externos que se producen. Spinoza ya afirmó que los hombres creen ser libres solo a causa de que son conscientes de sus acciones, pero ignorando casi siempre las causas que las determinan. Como afirma la tesis central del pensamiento de Erich Fromm, la libertad no es solo poder decidir, sino el poder hacer. En otras palabras, afirmar que la libertad es poder hacer lo que supone es una paradoja, ya que solo hay libertad si la voluntad puede realizarse. Creo que hay que aclarar que solo existe libertad si existe voluntad; pero naturalmente la voluntad de un yo auténtico, no la voluntad aparente que no mana del deseo, sino de unos instintos desordenados. Es decir, la libertad no puede estar determinada por el aparente atractivo de una simple alternativa, ya que no es difícil el pasar de un estado ánimico a otro. Schopenhauer también quería huir de una voluntad determinada por factores externos, y solo consideraba libre al hombre que obedecía a su voluntad interior.

domingo, 9 de julio de 2017

¡Enajenados!

Se han hechos numerosos estudios sobre la enajenación en las sociedades contemporáneas y sobre los factores que la promueven. Con dicho término, nos referimos al hecho de que alguien puede encontrarse en una realidad ajena a él mismo. ¿Puede explicar esto la cantidad de creencias absurdas que existen en la sociedad actual? Yendo más allá, ¿encontramos con ello una explicación al enorme volumen de tonterías que se dicen y hacen a nivel cotidiano? Veamos qué podemos indagar sobre la enajenación. De entrada, para diferenciarla de algo parecido a la locura, diremos que hay quien prefiere denominarla "alienación"; tiene cierta lógica, a nivel etimológico, ya que el vocabo "alius" significa "otro" o "diferente". Estar "alienado", por lo tanto, se refiere a estar o hallarse en "otro", en alguien ajeno. Si estar enajeado, o alienado, es estar fuera de sí, ¿que queremos decir con lo contrario? Sería, el hecho de hallarnos dentro de nosotros mismos, un estado liberador; una libertad en sentido positivos, es decir, de autorrealización. Podemos abordar el concepto de la enajenación desde diferentes puntos de vista, el económico, el psicólogico, el existencial… Como hemos dicho anteriormente, los estudios se han producido en la época moderna y se ha identificado la enajenación con las sociedades capitalistas, fuertemente mercantilizadas y de consumo. No obstante, es posible que su sentido se remonte mucho más atrás en la historia de la humanidad, de tal manera que podamos considerar la enajenación como sinónimo de "idolatría". Así es, la religiones y la sumisión a cualquier forma de dominación están en la base del concepto que nos ocupa. El ser humano proyecta todas sus potencilidades en lo que considerar sus dioses o jefes, se muestra sumiso a ellos y los termina adorando. Por supuesto, a un nivel sobrenatural podemos hablar del concepto de Dios, como de cualquier otra abstracción. Incluso, el Estado en el campo político no deja de ser un trasunto de la divinidad, un poder trascendente al que los seres humanos deben subordinarse.

martes, 4 de julio de 2017

El carácter social en la sociedad moderna

Erich Fromm, un autor fascinante y de plena actualidad, consideraba que, para estudiar el estado de la salud mental del hombre contemporáneo, era necesario hacerlo también con las influencias sobre la naturaleza humana de los modos de producción y de la organización social y política. Este autor escribió su obra a mediados del siglo pasado, pero sus estudios son válidos varias décadas después, con un sistema económico consolidado, a pesar de sus crisis periódicas, y una alienación más poderosa que nunca en los seres humanos. Fromm llamaba "carácter social" al núcleo de la estructura de carácter compartida por la mayoría de los individuos, claramente diferenciado del carácter individual, del cual es necesario hacerse una idea para juzgar la salud mental y equilibrio del hombre. La función del carácter social sería moldear y canalizar la energía humana, en una determinada sociedad, con el fin de que esa misma sociedad funcione. En la sociedad industrial moderna, por ejemplo, para que triunfara fue necesario exigir una energía de trabajo sin precedentes a los hombres, que se convirtiera en una especie de impulso interior hacia esos fines. La sociedad produjo un carácter social al que fuesen inherentes esos impulsos.

domingo, 2 de abril de 2017

La maleabilidad del ser humano y el statu quo

Cuando hablamos de la "condición humana", y aunque no empleemos ese término, no nos deberíamos referir nunca a unos rasgos inamovibles en el ser humano; al menos de un par de siglos a esta parte, hablar de una naturaleza en el hombre, de unos rasgos inherentes, es algo sometido a una feroz crítica.

A pesar de que obviamente poseamos unas características biológicas determinadas, es la manera de hacer frente cada persona a los acontecimientos posteriores en su vida lo que da lugar su condición específica. Desde este punto de vista, la condición humana aparece determinada por el conjunto de las experiencias del ser humano. Si a estas alturas no hay respuestas definitivas sobre la existencia o no de una "naturaleza humana", como de cualquier otro concepto metafísico, hay que volcar nuestro esfuerzo en el estudio del ser humano y de su comportamiento de un modo estrictamente científico. Desgraciadamente, la religión sobre todo, muchas corrientes filosóficas aparecen como culpables de la insistencia en una naturaleza fija e invariable en los seres humanos; las consecuencias son nefastas, ya que no hay lugar para un pensamiento amplio y para el libre examen, aparecemos una vez más

domingo, 26 de marzo de 2017

La caja tonta y su persistente capacidad manipuladora

Entre los factores de enajenación más obvios, dentro de los medios de comunicación de masas, está la televisión. La cosa es tan elemental que uno se pregunta cómo podemos dejar que un medio, que además alcanza cotas tan bajas de nivel cultural, puede ser tan importante en nuestras vidas. Recordaremos, brevemente y de modo elemental, lo que entendemos por enajenación o alienación: se trata de una pérdida de la personalidad debido a la dependencia del ser humano de fuerzas externas, de tal manera que se muestra incapaz de realizar lo que se espera mínimamente de su capacidad. Para comprender más ampliamente el término, recordaremos que la etiqueta de "normal" o "sano" para un individuo posee al menos dos enfoques: adaptación a unas necesidades sociales o la posibilidad de alcanzar un proyecto vital satisfactorio. En el caso de una estructura social adecuada, que podemos denominar racional, los dos enfoques pueden coincidir y la etiqueta de "individuo sano" puede estar más cercana a la realidad. En el caso de nuestra sociedad, con tantos problemas sociales y sicológicos que sería más ajustado calificarla de "irracional", la persona adaptada a su papel social (trabajar en algo funcional, fundar una familia...) es la que se suele calificar de "sano" o "normal"; otros proyectos vitales esforzados en otras vías, y en este caso a la fuerza puede suponer tratar de escapar a las fuerzas de enajenación y poseer rasgos propios, se suelen calificar como "rarezas" o señalar lo imposible o inapropiado de sus aportaciones (en este sentido, recordaremos el desprestigio de las ideologías, que es lo mismo que decir de las ideas, de la ética y de la racionalidad).