Según el Diccionario de Filosofía, de Ferrater Mora, el término conciencia tiene al menos dos sentidos: en primer lugar, la percepción o el reconocimiento de algo (una cualidad, una situación...), o de algo interior, como las modificaciones del propio yo; en segundo lugar, es el conocimiento del bien y del mal. El segundo sentido se suele expresar mejor como "conciencia moral", del que nos ocuparemos en otro momento, y resulta significativo que en algunos idiomas se empleen términos distintos para expresar los dos sentidos mencionados. El primer sentido, a su vez, puede desdoblarse en otros tres: el sicológico, en el que la conciencia es la percepción del yo por sí mismo (puede hablarse de modificaciones del yo sicológico, por lo que el termino conciencia se suele confundir habitualmente con el de autoconciencia); el epistemológico o gnoseológico, en el que la conciencia es primariamente el sujeto del conocimiento (se habla entonces de la relación conciencia-objeto similar al conocimiento), y el sentido metafísico, en el que la conciencia se suele denominar el Yo (supuestamente, previa a toda esfera sicológica o gnoseológica).
domingo, 29 de mayo de 2022
domingo, 1 de mayo de 2022
Pensamiento, conducta y conformismo social
Albert Camus dijo una significativa frase, que llega amplificada
hasta nuestros días: "“El problema más grave que se plantea a los
espíritus contemporáneos: el conformismo, y la pasión más funesta del
siglo XX, la servidumbre. Más que el equilibrado, el hombre normal es el
hombre domesticado". Hay que analizar diversos conceptos para
comprender por qué el ser humano, una mayoría al menos, se ha convertido
en un mero espectador en sociedades que se consideran avanzadas.
Recordaremos que la psicología social parte del hecho de que somos
animales sociales, necesitamos vivir en sociedad, lo cual nos ha llevado
a desarrollar ciertas técnicas, como son el compromiso y la
negociación, la organización de las conductas según ciertas reglas y la
regulación de la competitividad; esta disciplina, relativamente nueva,
se ocupa de investigar cómo las personas piensan unas de otras, se
influyen y se relacionan entre sí. Puede decirse que cada persona es una
suma de multitud de experiencias, tiempos, aficiones y doctrinas,
aunque también de la resta de tantas otras; convendría, una vez
conocidos ciertos mecanismos que nos conducen a pensar y creer en
ciertas cosas, plantearse la noción de libertad tal y como la conoce una
cultura basada en mitos como el "libre albedrío" religioso (el cual
alude a una voluntad humana supuestamente libre, no sujeta a causas). No
hablo de un determinismo radical, no hay que enloquecer al respecto ni
considerar al ser humano un mero autómata, sino todo lo contrario, ya
que se trata de concebir una libertad más amplia y positiva: para ello,
es necesario comprender el proceso de socialización por el cual
aprendemos, interiorizamos y asimilamos normas, ideas y comportamientos
de una determinada cultura societaria.
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