Stirner, en su espectacular obra El único y su propiedad,
critica a Feuerbach y la consideración de cambiar a Dios por una
supuesta divinidad inmanente al hombre. Ello supondría otra manera de
desterrarnos nosotros mismos al buscar una esencia divina que nunca
encontraremos en nuestro interior. Antes que Nietzsche, Stirner trata de
destruir todo el edificio cristiano, el cual no observa como un ideal
que haya que atraer a la realidad terrenal. Feuerbach quiere acabar con
Dios, sí, pero para traernos al Hombre con mayúsculas, como gran ideal o
abstracción. Para Stirner, la "esencia suprema" que Feuerbach desea
arrebatar a los cielos y traer a la tierra continúa siendo eso, una
esencia, no la realidad concreta del individuo.