A pesar del tentador, facilón y ofensivo juego de palabras, siempre hemos defendido desde este blog que las creencias paranormales (o sobrenaturales, en general) de las personas están condicionadas por demasiados factores. Es decir, hay muchas personas razonables que, por los motivos que sea, tienden a creer en determinadas cuestiones ajenas a la ciencia. Vamos a ocuparnos en esta ocasión de los llamados fenómenos paranormales. Al parecer, y de nuevo acudimos a un estudio, sí existen algunas diferencias cognitivas entre las personas que creen en la parapsicología y aquellos escépticos que desconfían de lo paranormal. Los primeros serían menos proclives al pensamiento analítico.
Así, según recientes estudios los "creyentes" procesan la información de manera más intuitiva, que analítica. Hay que decir que, también según dichos estudios, esas personas con tendencia a la creencia paranormal, es decir, que confían más en su capacidad analítica, pueden llevar una vida más feliz que los escépticos y críticos, que serían más proclives al pensamiento analítico. Nos situamos de esta manera en unas circunstancias clásica para explicar las creencias de las personas; la vida está plagada de incertidumbre, incluso de terribles desgracias en ocasiones, por lo que ciertas personas se refugian en creencias paranormales, supersticiosas o, creando un paralelismo que no gustará a todo el mundo, en la religión. Nos lo advirtieron grandes pensadores ya hace siglos, es muy complicado acabar con las creencias sobrenaturales cuando la vida es sinónimo de inseguridad y resulta casi imposible gobernarla por la lógica y la razón. Al menos, para gran parte de los seres humanos.
Tal vez, de un modo analítico, habría que aceptar esa arbitrariedad de la vida (la angustia existencial, sostenían ciertos filósofos), en gran medida, aunque esa asunción no tiene por qué eliminar, y puede muy bien confirmar la opción de una vida racional, ética e inteligente. Como dijimos, es complicado, pero confiemos todavía en la educación y en la posibilidad de contribuir a eliminar los grandes males que están en nuestras manos (de ahí que metamos la ética en todo eso). En cualquier caso, esas diferencias cognitivas entre las personas, al menos en el mundo que vivimos hoy en día, convierte la solución solo en futurible y explica por qué tantas personas acuden a la pseudociencia y lo paranormal. A pesar de esos estudios por parte de psicólogos, que siempre podemos poner en dudas o acusarles de sesgados, según nuestras simpatías, no hay que descartar tampoco la influencia del ambiente en el ser humano. Si hay quien dijo, con mucha razón, que la religión era mayoritariamente cuestión de geografía (nuestros dios, o dioses, son imbuidos por la educación y el ambiente), podemos extender ese razonamiento a cualquier otra creencia sobrenatural (familiares, amigos…).
En cualquier caso, creo que no hay ningún estudio definitivo que demuestre por qué se acude a ciertas creencias. Es lógico hablar de esas diferencias cognitivas (ojo, en ningún caso hay que hablar de inferioridad por parte de unos u otros), pero tampoco hay que descartar la influencia de la educación, del ambiente, junto a la tendencia conservadora de muchas personas. Lo que no podemos saber con plena seguridad es si hay mucha diferencia entre la creencia supersticiosa o paranormal y la religión, aunque muchos quieran ver un estatus diferentes, los mecanismos parecen ser muy similares. Otra clásico nos aseguró que "si la gente deja de creer en Dios, termina creyendo en cualquier cosa". Desde aquí no "creemos" que tal cosa sea cierta y preferimos pensar que muchas personas sustituyen la fe religiosa por una concepción amplia del conocimiento y de la vida en general. Dejemos la fantasía y la imaginación, en cualquier caso, para algo también tan maravilloso como es la ficción literaria o el arte en general. Como en tantas otras cosas, parece más una cuestión de opciones en la vida, que de otras cuestiones. Los no creyentes somos demasiado a menudo muy condescendientes.
Así, según recientes estudios los "creyentes" procesan la información de manera más intuitiva, que analítica. Hay que decir que, también según dichos estudios, esas personas con tendencia a la creencia paranormal, es decir, que confían más en su capacidad analítica, pueden llevar una vida más feliz que los escépticos y críticos, que serían más proclives al pensamiento analítico. Nos situamos de esta manera en unas circunstancias clásica para explicar las creencias de las personas; la vida está plagada de incertidumbre, incluso de terribles desgracias en ocasiones, por lo que ciertas personas se refugian en creencias paranormales, supersticiosas o, creando un paralelismo que no gustará a todo el mundo, en la religión. Nos lo advirtieron grandes pensadores ya hace siglos, es muy complicado acabar con las creencias sobrenaturales cuando la vida es sinónimo de inseguridad y resulta casi imposible gobernarla por la lógica y la razón. Al menos, para gran parte de los seres humanos.
Tal vez, de un modo analítico, habría que aceptar esa arbitrariedad de la vida (la angustia existencial, sostenían ciertos filósofos), en gran medida, aunque esa asunción no tiene por qué eliminar, y puede muy bien confirmar la opción de una vida racional, ética e inteligente. Como dijimos, es complicado, pero confiemos todavía en la educación y en la posibilidad de contribuir a eliminar los grandes males que están en nuestras manos (de ahí que metamos la ética en todo eso). En cualquier caso, esas diferencias cognitivas entre las personas, al menos en el mundo que vivimos hoy en día, convierte la solución solo en futurible y explica por qué tantas personas acuden a la pseudociencia y lo paranormal. A pesar de esos estudios por parte de psicólogos, que siempre podemos poner en dudas o acusarles de sesgados, según nuestras simpatías, no hay que descartar tampoco la influencia del ambiente en el ser humano. Si hay quien dijo, con mucha razón, que la religión era mayoritariamente cuestión de geografía (nuestros dios, o dioses, son imbuidos por la educación y el ambiente), podemos extender ese razonamiento a cualquier otra creencia sobrenatural (familiares, amigos…).
En cualquier caso, creo que no hay ningún estudio definitivo que demuestre por qué se acude a ciertas creencias. Es lógico hablar de esas diferencias cognitivas (ojo, en ningún caso hay que hablar de inferioridad por parte de unos u otros), pero tampoco hay que descartar la influencia de la educación, del ambiente, junto a la tendencia conservadora de muchas personas. Lo que no podemos saber con plena seguridad es si hay mucha diferencia entre la creencia supersticiosa o paranormal y la religión, aunque muchos quieran ver un estatus diferentes, los mecanismos parecen ser muy similares. Otra clásico nos aseguró que "si la gente deja de creer en Dios, termina creyendo en cualquier cosa". Desde aquí no "creemos" que tal cosa sea cierta y preferimos pensar que muchas personas sustituyen la fe religiosa por una concepción amplia del conocimiento y de la vida en general. Dejemos la fantasía y la imaginación, en cualquier caso, para algo también tan maravilloso como es la ficción literaria o el arte en general. Como en tantas otras cosas, parece más una cuestión de opciones en la vida, que de otras cuestiones. Los no creyentes somos demasiado a menudo muy condescendientes.
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