sábado, 10 de noviembre de 2018

A vueltas con la homeopatía

La cosa con la homeopatía está más revolucionada que nunca. Diversas asociaciones, médicas y de defensores del paciente, piden una actuación legislativa clara contra las pseudoterapias, lo cual ha sido visto, como no podía ser de otra manera, por ciertos defensores de "lo alternativo" como una especie de "caza de brujas". En mi opinión, y no digo que yo esté de acuerdo con esa nueva legislación, uno es un ingenuo que cree más en la educación, una vez más, se tergiversa el debate para desviar la atención sobre lo evidente: que ciertas terapias no presentan validez alguna, no muestran beneficio alguno más allá de un efecto placebo notablemente malentendido. Las estadísticas del placebo, que hay que insistir en que no es ninguna terapia, por lo que no puede defenderse como tal, y por lo tanto no cura enfermedad alguna, son los son, equiparables al supuestos beneficio de la homeopatía. A no ser, claro está, que quiera creerse otra cosa. Sea como fuere, es éticamente cuestionable vender el placebo como una solución médica, tan sencillo como eso. Para mí, realizar tal cosa, aunque pueda producir alivio de algunos síntomas a corto plazo, nos introduce en cuestiones controvertidas: refuerzan ciertas creencias, que acaban siendo muy negativas, como el hecho de pensar que una solución simple termina por solucionar un problema verdaderamente grave.



Centrémonos esta vez en la homeopatía. Cuando se afirma la ausencia de base científica y evidencias empíricas para según que cosas, puede sonar como algo excesivo y categórico, como si lo auténticamente sensato es que debiera existir un margen de ambigúedad: "y si fuera verdad". En el caso de las terapías alternativas, un "puede que funcione" supuestamente sustentado en cierta "apertura de mente". La realidad, para mí la sensatez, es que los supuestos principios "científicos" de la homeopatía, los cuales no voy a repetir, aunque me da la impresión que son desconocidos por gran parte de sus usuarios, no tienen un excesivo recorrido. A pesar de ello, hay veces que se los quiere adornar con cierta complejidad aludiendo a no se sabe muy bien qué principios moleculares, que vendrían a sustituir a un verdadero principio activo. En mi opinión, charlatanería, aún más irritante que en otras ocasiones, ya que pretenden esconcer la inanidad con cierto halo centífico. Cuántas veces se acusa de criticar lo que no se conoce, a lo que hay responder que por qué no se explica entonces de manera razonable. La respuesta suele ser más bien esotérica y aludir entonces a unas supuestas estadísticas benévolas. Insisto, parece estéril a veces insistir en el debate científico, ya que los subterfugios son muchos: eres un cerrado de mente, rechazas todo lo que no entiendes, tienes un afán censor, etc, etc.

Recordaremos que someter un tratamiento "aceptado", ya sea de manera convencional o alternativa, a un ensayo con control de placebo es un acto profundamente subversivo. Por lo tanto, resulto exactamente lo contrario de las acusaciones que suelen hacerse a los que apelan al conocimiento científico. Solo hay un camino, que es realizar la metodología correcta, con todo lo que eso tiene de amplio y antidogmático. No existe, al menos no en la mayoría de los casos que conozco al respecto, una intención autoritaria de imponer una determinada visión de las cosas. No se desea, por lo tanto, convertir la ciencia en un nuevo dogma, sino buscar el camino correcto en cuanto al conocimiento, con todo lo que eso supone de ambiguo si quiere verse así. En estos casos tan concretos, se trata de desmontar falsedades, señalar lo que se presenta con una falsa legitimidad científica, y por lo tanto resulta más bien charlatanería. Procurar que la gente profundice en las cosas, que tenga todo el conocimiento al respecto, sin imponer, pero tampoco creando un escenario falso proclive a que se acabe confiando ciegamente en meras creencias (también, a veces, supuestamente científicas). Dicho esto, es bastante improbable que terapías alternativas como la homeopatía, aparentemente inofensivas en su praxís, terminen por desaparecer. Inocuas, puede ser, a no ser que la gente acabe refugiándose en el fanatismo y no lleve a cabo medidas eficaces para curar sus enfermedades.

Al respecto, habría que matizar que los que piden una actuación contundente contra la homeopatía, no buscan su prohibición ni su ilegalización, simplemente quieren que no se venda en las farmacias amparadas, por lo tanto, con una supuesta credibilidad científica. Se nos dirá que gran parte de los medicamentos que se venden en los establecimientos farmacéuticos, es posible que no tengan tampoco esa base de evidencia. Es muy posible, pero eso es parte del problema, no la excusa para abrir la puerta a cualquier cosa. La actitud crítica, por supuesto, hay que aplicarla a todos los productos y en todos los ámbitos de la vida. Claro que, vivimos en una sociedad de "libre mercado", en la que prima el beneficio económico sobre cualquier otro, pero eso se aplica también a los medicamentos homeopáticos. Las farmacéuticas arden en deseos de vender sus productos dejando a un lado su eficacia y generando una enorme presión para que así sea. De hecho, existen grandes empresas también comercializadoras de la homeopatia, cuyo poder en el mercado está determinado por el muy relativo éxito de sus productos. Es la sociedad en la vivimos, que merece ser cambiada de manera radical en muchos aspectos.

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